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Estudio revela que jóvenes caleños no tienen tanta experiencia sexual como se cree

El estudio al que tuvo acceso El País y que será presentado este 15 de mayo, durante el Día de la Familia, en la Procuraduría General de la Nación, en Bogotá, revela cuál es el estilo de vida de los jóvenes de Cali y de cuatro ciudades más del país.

11 de mayo de 2014 Por: Luiyith Melo García | El País.

El estudio al que tuvo acceso El País y que será presentado este 15 de mayo, durante el Día de la Familia, en la Procuraduría General de la Nación, en Bogotá, revela cuál es el estilo de vida de los jóvenes de Cali y de cuatro ciudades más del país.

Los jóvenes caleños son sexualmente precoces, arrancan temprano sus relaciones pero pocas veces usan el condón. Prefieren hablar de esas cosas con amigos antes que con sus padres, quienes ejercen una mediana supervisión de sus actividades; les encanta chatear, se inclinan por los videojuegos y se gastan el dinero en dulces, helados y diversión. Así lo revela una investigación realizada por el Instituto de La Familia de la Universidad de La Sabana en la que se consultó a 1058 caleños con edades entre los 13 y 18 años.El estudio al que tuvo acceso El País y que será presentado este 15 de mayo, durante el Día de la Familia, en la Procuraduría General de la Nación, en Bogotá, revela cuál es el estilo de vida de los jóvenes de Cali y de cuatro ciudades más del país. Uno de los hallazgos fue que los muchachos tienen sus primeras relaciones sexuales entre los 12 y 14 años y solo el 16 % de ellos y el 13 % de ellas usó preservativo. El 65 % de los hombres caleños menores de 18 años no ha tenido relaciones con penetración completa, frente a un 35 % que aseguró haberlas tenido. En cuanto a las mujeres de ese rango de edad, el 80 % dice no haber iniciado su vida sexual, contra un 20 % que dijo lo contrario. Ese tipo de relación tiene que ver con solo tocarse o con la ‘bluyinada’, una práctica común entre los jóvenes que consiste en tocarse sin quitarse la ropa.María Victoria Cabrera, coordinadora de la investigación, dijo que “este es un resultado que nos llamó la atención, porque según los imaginarios sociales uno tiende a pensar que el porcentaje de iniciación sexual de los jóvenes es más alto y resulta que no”, es apenas la tercera parte de los hombres y la quinta parte de las mujeres. Y las prácticas sexuales no necesariamente son las tradicionales.Sin embargo, si se contrasta con Bogotá, los hombres empiezan más temprano en Cali y las mujeres un poco más tarde (28 % y 18 %, respectivamente en la capital).Cuando se les preguntó acerca de cómo se informan sobre temas de sexo, amor y afectividad, los caleños, al igual que los de otras ciudades, prefieren a los amigos como fuente informativa. Le siguen la mamá, el internet y el papá. “Es bueno que la mamá tenga ese rol porque es una figura de autoridad, pero también es un llamado a los papás de Cali para que se involucren más en la vida sexual y afectiva de los hijos”, señala Cabrera. La investigación también indagó sobre la supervisión que ejercen los padres sobre los hijos, entendida esta no como intromisión, sino como la habilidad del padre para estar pendiente de sus hijos, saber dónde van después de salir del colegio o la universidad y en qué gastan la plata. El resultado es que el 62 % de los papás supervisa a los hijos, está pendiente de sus actividades. Y supervisan más a las mujeres que a los hombres, temiendo que puedan quedar embarazadas.En cuanto al consumo de tecnología, los jóvenes son muy dados al uso del computador y el celular, a los que dedican buena parte del tiempo.Cuando navegan en la red, un 79 % de ellos y un 78 % de ellas entra a chats en línea (Skype Messenger, Google Talk, Facebook y Chats rooms en general); el 58 % y el 64 % respectivamente busca información para hacer trabajos o tareas; el 34 %y 31% descarga películas y video, y 37 % y el 18 % juega en línea.Los hombres, más que las mujeres, se informan de noticias a través de Internet, ven más pornografía y son más activos en YouTube y blogs. En cuanto al uso del dinero, ellos tienden a gastarlo más con los amigos y ellas comprando helados, dulces y postres. Los hombres también gastan en videojuegos, mientras que las mujeres invierten en estética. “Nos preocuparía más que gastaran en droga, alcohol, armas o cosas así”, dice Cabrera, pero lo que se ve es que invierten en “tiempo libre y sana diversión que forma parte de las actividades propias de la edad”.Por otro lado, la educación sexual que reciben en los colegios no parece la más adecuada. Los jóvenes dicen que les hablan del sistema reproductor masculino y femenino, de evitar enfermedades de transmisión sexual, pero que les gustaría que les hablaran de cómo tomar bien una decisión cuando están en duda o cómo saber si una persona es la indicada para empezar una relación sexual. La socióloga Teresita Sevilla, quien lideró un estudio similar en la Univerisdad Javeriana, indicó que lo que se evidencia es que los muchachos se informan sobre sexualidad por sus amigos antes que por su familia. Y una fuente principal de información “son los medios de comunicación, lo que dice la televisión, lo que en Internet aparece, lo que se escuchó en un programa radial”.En ese sentido, Cabrera recomienda que temas de orden sicológico, que hacen parte de la madurez de los jóvenes, deben también impartirse desde edades tempranas. De hecho, el estudio encontró que solo al 18 % de los jóvenes les hablan sobre cómo manejar mejor sus sentimientos, al 17 % sobre qué significa enamorarse y al 15 % sobre cómo identificar si la persona con la que están saliendo es la adecuada para proyectarse y construir un futuro.Los chicos de hoy son...La sicóloga Mara Tamayo piensa que “estamos enfrentando una situación complicada con los jóvenes, porque hay un alto grado de irresponsabilidad, tanto de los padres como de los muchachos”.Frente al dinero, la sexualidad, los compromisos y responsabilidades “ha habido un descuido de padres, colegios y el Estado que no hace programas que cubran sus necesidades. Y en el hogar no hay disciplina ni límites y los muchachos se salen de las manos. Lo peor es que el chico que está metido dentro de la norma, la disciplina y los límites le hacen matoneo y bullying porque supuestamente es el bobo y lo marginan”, afirma.Antonio Marín, sicólogo del colegio Santa Librada, dice que los chicos hoy “están consumiendo mucha tecnología, celulares e internet. Están asumiendo comportamientos de riesgos porque no hay marcos definidos y ser adolescente por principio es ser transgresor”.Son consumistas y esnobistas y hay niñas que cumplen 15 años y ya no están pidiendo el viaje a San Andres, sino la lipo o que les respinguen la nariz. Piden cirugías plásticas y los muchachos piden tenis, ropa a la moda y celulares, anota.Sostiene que “la sexualidad se está volviendo una moneda de intercambio, no es parte del proyecto de vida que reconozcan y asuman. Es capital social para el adolescente, sobre todo para las chicas bonitas. Y son muy sensibles a los medios de comunicación, siguen figuras, artistas, cantantes”.A su vez, la sicóloga de Profamilia, Ana Lucía Paredes, advierte que “en Cali están ocurriendo muchos embarazos no deseados, muchos abortos. Estamos asumiendo la vida sexual y erótica de manera olímpica, recreativa, no hay conciencia que detrás de ella está la maternidad como derivado de la sexualidad y aparece el aborto como opción fácil”. Agrega que los métodos de planificación más usados entre los jóvenes son la pila y la inyección, porque son hormonales y los chicos quieren estar menos pendientes de la pastilla diaria y el condón.Lo que dicen los muchachosYudy, estudiante de 16 años Los jóvenes hablamos de nuestra situación, del hogar, si estamos bien con los papás, con el novio o así... Hablo con personas mayores sobre el embarazo y planificación con quienes me quieren orientar. Sobre sexo, yo tengo más confianza con mi mamá y hablar de eso con ella no es tan grave, no es tema tabú.Sobre el dinero, yo guardo para salir o para un par de zapatos. Porque no me gusta pedirle a mi papá. Pero el dinero poquito me lo gasto en helados. No voy a rumbas, pero sí a cine. En Internet uso mucho el WhatsApp y Facebook en el celular. Mis papás me ponen límites de llegada, ¡ay! donde no llegue, después no me dejan salir. ¿La moda?, todos la siguen y quedan como un clon. Hay personas líderes y cuando se ponen una gorra de lado, tienen seguidores y eso impone una moda. La comida chatarra es lo que más se consume; ¿una pera o una manzana?, eso no se vende.Daniela, estudiante de noveno grado, en embarazoHablé del embarazo, pero no a tiempo, no me cuidé. A nosotros no nos dan charlas de educación sexual. Con mis papás no hay confianza para hablar de estos temas. Antes sí me preocupaba por la moda, la ropa, los zapatos, ahora no. Ya ni me doy gusto yo misma, porque los transportes, la clínica..., uno también tiene que ser responsable del error que cometió. Cuando uno está en embarazo cambia mucho, no está como para eso ya. Antes sí me comía una empanada, una papita, un helado, ahora ya no mucho, porque tengo que cuidarme. Cuando estoy aburrida, no hay nada qué hacer, me meto al computador y juego. También busco tareas, investigo... Yorman, 16 añosDe lo que uno habla con los amigos es de los lugares a los que ha ido, o cómo nos fue si estuve rumbeando. A veces hablamos de sexo, del condón, de cuidarse, pero más con los amigos que con los padres. Yo salgo si me invitan, pero no soy de calle. Prefiero quedarme en la casa viendo televisión o en el computador. Me meto a chatear con los compañeros, me gustan los videojuegos. Los temas del país sí tienen que ver con uno, pero como que uno no les bota corriente. La moda no es muy importante para mí, para unos amigos sí, pero sí miro las motos.

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