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Emboladores y vendedores, los otros afectados de la Plaza de Cayzedo

“Pese a que la problemática ha mermado, la gente se ha hecho una mala imagen de los que trabajamos acá", dice un vendedor.

14 de junio de 2016 Por: Redacción de El País

“Pese a que la problemática ha mermado, la gente se ha hecho una mala imagen de los que trabajamos acá", dice un vendedor.

Habitantes de la calle, prostitución y  drogas son algunos de los problemas que se han apoderado de la Plaza de Cayzedo y que no solo afectan a  aquellos que transitan por el lugar, sino a quienes laboran  en este sitio. Danilo, por ejemplo, es embolador desde hace cinco años en esta emblemática plaza del corazón de Cali. Asegura  que los  problemas que se han venido denunciando sobre  la Plaza de Cayzedo han afectado la imagen  que la gente tiene sobre los trabajadores del lugar.  “Pese a que la problemática ha mermado, la gente se ha hecho una mala imagen de los que trabajamos acá, ahora algunos nos señalan como vendedores de droga y otras cosas que  no tienen nada que ver con la mayoría  de nosotros”, dice. También están casos como el de  Gladis Mosquera,   vendedora. Ella sostiene que las mujeres que trabajan en este lugar han sido las más perjudicadas, pues a muchas se les está asociando equivocadamente con prostitución.  “Trabajo ahí hace 16 años  vendiendo  alimentos que transporto en mi carrito, esa es  la única forma en que consigo el sustento de mi hogar. Pero como ahora hay mujeres que realizan prostitución en esa zona y  supuestamente se  camuflan como vendedoras de minutos, pues todo el mundo cree que cualquiera de las que estamos acá se dedica a eso, y no es así. Hay muchas compañeras, que como yo, trabajan honradamente ya sea vendiendo tintos, alimentos o minutos”. Ella cuenta que  pudo ver cuando ese   lugar era bonito. “Eran esos mismos trabajadores informales los que mantenían en buen estado todo, pero ahora ya no se hacen ese tipo de acciones. A nosotros también nos duele la plaza”. Otro caso es el de Alexander Posada, vendedor de dulces y minutos desde hace cuatro años en este sitio. “Aquí vienen muchas personas, la mayoría nos reconocen y son clientes  nuestros, pero por  la situación ahora los que no nos conocen se sienten prevenidos. También, a raíz de las quejas, la Policía  retira a todo el mundo, en vez de evaluar a quiénes deberían permitirles estar aquí”, plantea  Alexander. Para  Jimmy Fernando Núñez, presidente de Sintraviecali, Sindicato de Trabajadores  Informales y Estacionarios de  Cali, “la situación va más a allá de lo físico, pues aunque es muy bueno que  inviertan en  el mantenimiento, esa no es la solución. Lo que se debe hacer es una mesa de concertación donde se establezcan acuerdos reales que logren incorporar a esos actores cotidianos, como los vendedores ambulantes, que hacen parte de la  dinámica diaria de la plaza”.  Fernando recuerda cómo ese lugar,  ahora  caótico, hace más de seis años no era así. “Antes se había legalizado que ciertos trabajadores,  como lustra botas, vendedores de lotería y escribanos públicos, trabajaran en la zona. Ellos, con ayuda del gobierno, se encargaban  mantener el orden. Cuando se le dio fin  a ese acuerdo todo lo malo empezó. Ahora es todo un desorden, tanto que esa  plaza caleña luce abandonada”.

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