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El vandalismo también viaja en los buses del sistema de transporte masivo de Cali, MÍO

Cada día ocurren seis casos y cada operador pierde 20 millones de pesos al mes. Un lío que toma velocidad.

13 de mayo de 2012 Por: Redacción de El País

Cada día ocurren seis casos y cada operador pierde 20 millones de pesos al mes. Un lío que toma velocidad.

Ese miércoles 14 de marzo los alrededores del estadio Pascual Guerrero parecían una batalla campal. Estallaban vidrios por todo lado, incluso los de la estación del MÍO en San Fernando y los de las ventanillas de un bus articulado.Hinchas del América y del Deportivo Cali habían salido a jugar, como de costumbre, otro partido de violencia y terror en las calles aledañas. Y como es habitual la emprendieron contra el Sistema de Transporte Masivo.Un vigilante recuerda que unos muchachos exaltados saltaron el torniquete de entrada a la estación sin pagar el pasaje, golpearon vidrios y estructuras y se montaban a los buses que llegaban, en medio de gritos y desmanes. Dice que hasta robaron a algunos pasajeros. Una piedra rompió una ventana de uno de los articulados y sembró el pánico. En la Avenida Roosevelt y la Pasoancho atentaron contra otros buses padrones. Frente al estadio, y las estaciones Tequendama y Manzana del Saber decenas de hinchas se subieron a la ruta T47 hasta la estación de Andrés Sanín, al oriente de la ciudad, generando zozobra y dañando más buses y mobiliario del sistema.Ese día de clásico entre los equipos caleños hubo 24 actos de vandalismo contra el MÍO, cuatro veces más el promedio de hechos que ocurren cada día. “Cuando juega el Cali o el América y, sobre todo, cuando hay clásicos se dispara el vandalismo contra el MÍO”, dice la presidenta de Metrocali, María del Pilar Rodríguez.Las estadísticas indican que, por ejemplo, en los partidos jugados por América en marzo en el Pascual Guerrero hubo 24 actos vandálicos, un promedio de 8 por encuentro. Y en los tres juegos del Cali en ese mismo mes ocurrieron 18 hechos, un promedio de 6 por partido.Pero no sólo la violencia en el fútbol atenta contra el MÍO. El sistema se convierte en el objetivo de vándalos que aprovechan marchas como la del 1 de mayo para mezclarse en ellas, romper vidrios y estructuras, pintar grafitis y dañar extintores y otros elementos.Pero el problema es más preocupante. Tan sólo en abril pasado ocurrieron 158 casos de vandalismo. En ese mes 98 buses del MÍO sufrieron daños en ventanillas, parabrisas, carrocería y equipos. Hubo 14 robos de extintores y partes de buses, lo mismo que 14 hurtos de pasajeros en buses y estaciones.Además, se presentaron 19 amenazas a funcionarios del MÍO y 11 riñas o alteración del orden público en el sistema.Esta semana, nada más, ocurrieron dos agresiones de consideración. El viernes, en un bus de la ruta P43 un pasajero agredió con un arma blanca al conductor porque se golpeó en la rodilla al subir al bus y culpó del hecho al chofer. Y, el jueves, otro individuo golpeó en la cara a una señora hasta hacerla sangrar, después de una discusión. Los casos están siendo judicializados.¿Oscuros intereses?En la Avenida Ciudad de Cali, Pízamos, Potrero Grande y Polvorines los buses del MÍO son más vulnerables. Unimetro es una de las operadoras más afectadas por cuanto justamente es la que más rutas tiene en estos sectores, reconoció su gerente, Sebastián Nieto.Las primeras investigaciones indican que detrás de esos hechos habría intereses de grupos delincuenciales.De hecho, en una reciente reunión con líderes comunales del Distrito de Aguablanca, uno de ellos decía que el MIO “trae mucha modernidad a sectores donde hay gente que no les interesa que llegue, porque piensan que detrás va a llegar la Policía y la ciudad”. Son sectores donde pandillas y grupos delincuenciales se parcelan el territorio e imponen su ley.Pero también, hay versiones que indican que habría gente cercana al transporte pirata que circula por la Avenida Ciudad de Cali y al mototaxismo en la ladera, incluso dueños de buses del antiguo sistema colectivo, que estarían estimulando los ataques a los buses del MÍO al que ven como enemigo. Las hipótesis se están evaluando.Aunque los hechos de vandalismo en el sistema aún son inferiores a los que ocurren en otros sistemas de transporte masivo y del antiguo sistema colectivo, el fenómeno empieza a preocupar.En términos económicos, hoy un operador está perdiendo cada mes unos $20 millones en promedio por los daños que les generan los vándalos. “Como son averías a los buses nosotros tenemos que asumirlas”, dijo César Vergara, presidente del operador GIT.Cuando los daños son ocasionados a las estaciones o el resto el sistema, las pérdidas las asume Metrocali. Los daños en un día pueden llegar a cinco millones y a diez millones cuando hay partido de fútbol profesional en Cali.En el caso de los buses si el daño es pequeño, pueden arreglarlo en la noche y el bus sale al otro día a trabajar. Pero, si hay que reemplazar un parabrisas o hacer una reparación mayor, el bus sale de circulación uno o más días. En términos de operación, ese vandalismo significa traumatismos para los usuarios. La gerente de Metrocali indicó que la mayoría de las veces que en una estación se anuncia la llegada de un bus en cinco minutos y no pasa, es porque se trata de un vehículo que debió salir de servicio por vandalismo para ser reparado.De esta manera, son los ciudadanos quienes en últimas pagan los vidrios rotos de lo que hacen los vándalos en el MÍO.Piedra y ‘cosquilleo’”Hemos detectado ‘cosquilleo’ o robos de gente en medio de la congestión y de pronto la persona no se da cuenta que le sacaron la billetera y el celular y lo deja así, no denuncia y por eso no hay mejores estadísticas”, dijo María del Pilar Rodríguez, gerente de Metrocali. En sitios de mayor riesgo, los vándalos suelen coger los buses a piedra, rompen vidrios, se suben a los alimentadores, roban extintores y amenazan a los conductores.Algunos empresarios han propuesto apoyar con equipo y logística a la Policía para que acompañen los buses en zonas de alto riesgo.

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