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El Cali, un río que corre de la vitalidad a la agonía

El País recorrió el principal afluente de la capital del Valle, en cuya ribera hay 300 viviendas. Las basuras y las aguas de los alcantarillados están acabando con su vida.

19 de junio de 2011 Por: Redacción de El País

El País recorrió el principal afluente de la capital del Valle, en cuya ribera hay 300 viviendas. Las basuras y las aguas de los alcantarillados están acabando con su vida.

El río Cali atraviesa silencioso seis comunas del norte y solamente se hace notar en época invernal, cuando se sale de su cauce e inunda todo a su paso, en una acto de valentía para demostrar que sigue vivo. El resto del tiempo es casi imperceptible, aunque a su paso cada día arrastre consigo 74 toneladas de carga contaminante.Ni siquiera la basura apostada en sus orillas hace tanto daño como los vertimientos de redes de alcantarillado fraudulentas que reinciden desde la Calle 34 hasta la Calle 70. Justo en esa zona, según la Corporación Autónoma Regional del Valle, CVC, es mejor no tener ningún contacto con el agua porque puede ser nociva para la salud humana. La recomendación resulta paradójica porque es en ese tramo donde se bañan los habitantes de la calle.Naufragio de la vidaA diez minutos del Zoológico de Cali el agua del río corre cristalina, aunque a esa altura ya ha recogido los residuos de los corregimientos de Felidia y Pichindé, en la parte alta del municipio.Horacio Osorio, habitante de la vereda Pilas del Cabuyal, corregimiento de los Andes, se lamenta. Dice que unos metros más arriba de su casa hay una invasión cuyos habitantes, sin ningún remordimiento, vierten sus aguas negras en el río. “Nosotros no podemos negarlo, las casas de esta zona también hacen lo mismo. Desde hace años el Municipio está prometiendo redes de alcantarillado, pero eso sólo es un sueño”, comenta don Horacio.No sólo son las redes ilegales. También causan efectos nocivos los fogones que hacen en la ribera los dueños de establecimientos vecinos y las basuras de los paseos que se hicieron los fines de semana anteriores. En un recorrido realizado por El País también se encontró gente lavando sus vehículos dentro del afluente. La situación es igual al frente del Zoológico de Cali.A pesar del panorama, Diana Loaiza, técnica de la DAR Suroccidente de la CVC, asegura que el agua a esa altura tiene una calidad buena.Más abajo, después de la unión de los ríos Cali y Aguacatal, el agua tampoco es tan mala, sostiene Loaiza. Ahí, el afluente se vuelve chocolatoso y evidencia la deforestación en la parte alta del tributario. A eso se suman los desperdicios de los corregimientos La Elvira, Castilla, La Paz y Montebello, que mezclan sus podredumbres en la quebrada El Chocho.En el Centro Administrativo Municipal, CAM, hay uno que otro tubo que va a parar al río y el panorama es el mismo hasta la Avenida Segunda con Calle 34. Desde ahí y más abajo hasta la Calle 70 hay sitios donde las desembocaduras de las alcantarillas parecen cascadas naturales, pero de aguas negras y grasosas que se estancan al fundirse con el afluente.José Cerón, director de Aguas Residuales de Emcali, explica que la situación es incontrolable. Que se trata de redes de asentamientos subnormales y que la empresa por más que quiera no puede legalizar. “Los predios tienen que ser titulados para poder hacer las conexiones y esa es competencia del Municipio”.Indica que las aguas domiciliarias y lluvias del 85% de la ciudad son tratadas para después de un proceso ser llevadas al río Cauca.Renacer antes de morirCerca de 300 viviendas de ladrillo y de hasta tres plantas están ancladas en la orilla oriental del río Cali de manera ilegal y la Administración Municipal buscará demolerlas para darle paso a un cordón ecológico.El proyecto ya fue presentado ante el Ministerio de Medio Ambiente y Vivienda y espera el aval. De recibir el sí significaría un apoyo de $25.000 millones.Con ese dinero se negociarían los 300 inmuebles y se recuperaría ambientalmente la zona que comprende desde la Calle 34 hasta la Carrera 44.Efraín Sierra, director del Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente, Dagma, explica que esos asentamientos subnormales llevan más de 30 años contaminando el río. “Algunos de ellos ya fueron titulados, cuando la ley establece que no se pueden hacer construcciones a 30 metros de la orilla de los ríos”.El Municipio emprendería un operativo similar al que se realizó en los 1,5 kilómetros del jarillón del río Cauca, que fueron desalojados en mayo pasado. “Tendríamos un proceso educativo con esas comunidades de Bueno Madrid, Camilo Torres y Puerto Chontaduro para hacerles entender que hay que proteger nuestro afluente”, dice.En caso de no tener una aceptación, porque Sierra reconoce que la emergencia invernal dejó prioridades, se buscarían convenios con la CVC para ejecutar recursos de la sobre tasa ambiental.En este caso, el proyecto que por ahora se contempla con una ejecución de un año, se tomaría más tiempo, pero tendría los mismos resultados.Para la recuperación del río Cali ya se enunciaron las ideas, se presentaron ante el Comité Regional de Atención y Prevención de Desastres, se sustentó ante el Ministerio de Medio Ambiente y Vivienda y en menos de un mes se sabrá si será pronto una realidad para salvarle la vida antes de fundirse con el Cauca.

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