Diseñadora transforma retazos en prendas de lujo: “obras de arte” en la Semana de la Biodiversidad

Mónica Fonnegra es diseñadora de moda sostenible y CEO de su marca ‘Mónica Fonnegra Lujo Sustentable’. Lleva 15 años transformando dotaciones industriales, sobrantes textiles, botones y tapicería en prendas únicas que ella define como “obras de arte para vestir”.

Su objetivo no es solo crear ropa, sino evitar que toneladas de materiales terminen en los rellenos sanitarios.

“Me di cuenta de que llegan más de 500 toneladas diarias al relleno sanitario”, recuerda. Su trabajo nació al observar cómo las dotaciones de las empresas —que, por norma, se renuevan cada tres meses— y los desechos de confección terminaban en la basura.

Para ella, ese problema ambiental se convirtió en posibilidad: “La basura no existe. Todo se puede reciclar y reutilizar”.

Las prendas que diseña no se producen en serie. Cada una puede tardar entre tres y cuatro meses de elaboración porque involucra selección de materiales, reconocimiento de texturas, unión de retazos, técnicas ancestrales y trabajo colaborativo con comunidades artesanas.

“Utilizo técnicas sociales, ambientales y debo ser autosostenible. Primero ser sostenible como marca para poder dejar un legado al planeta”, asegura.

Fonnegra trabaja con tejedoras nacionales, incluidas mujeres de la comunidad wayúu. Cada pieza cuenta con un certificado que garantiza la autenticidad de su diseño.

Algunas de las prendas que trajo a Cali sirven como ejemplo de su método de creación. Sobre ese proceso, explica: “Llega la materia prima como son los retazos. Hay que separarlos, mirar qué texturas son las que me funcionan y qué calidades hay, porque hay unos textiles, como por ejemplo la ropa de fast fashion de segunda, que no me funcionan porque no me van a dar una calidad para continuar”.

En uno de los casos, una falda fue construida ensamblando corbatas pieza por pieza en la parte frontal, mientras que en la parte posterior utiliza un jean industrial que estaba destinado a desecharse, al que le dio una segunda vida mediante confección sobre maniquí y acabados manuales.

Entre las prendas también hay piezas que nacieron de abrigos industriales fuera de uso, como una chaqueta de dotación transformada en las botas de un pantalón.

En otros diseños conserva etiquetas o manchas originales de cloro para que la prenda cuente su origen. También reutiliza cartas textiles de muestras que las empresas desechan tras probar procesos con denim importado. En uno de los jeans, por ejemplo, aún puede leerse la etiqueta original: “Manipulador de alimentos”.

Su colección actual está inspirada en el concepto ‘Yo soy’, una invitación a que las personas se conecten con su interior y reconozcan sus propias fortalezas. “Yo soy feliz, yo soy creativa, yo soy armónica”, explica.

Sus precios oscilan entre $ 600.000 y $ 1.500.000. No busca consumo masivo, sino transformación cultural. “Invito a la gente a que tenga un armario más pequeño pero más consciente. En vez de comprar tanto, se compren una o dos prendas al año que valgan la pena, que les van a durar toda la vida”, afirma.

Desde 2021 hace parte de la red de negocios verdes de la Secretaría de Ambiente de Bogotá. Fue seleccionada para participar en este espacio que la CVC y la Gobernación del Valle impulsan como legado de la COP16.

La Gran Vitrina Verde se desarrollará hasta el 4 de octubre, de 9:00 a. m. a 8:00 p. m., con entrada libre, articulando negocios ecológicos, economía circular y educación ambiental en la Plazoleta de San Francisco.