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Yanira Gónzalez atiende a la población migrante venezolana en su vivienda ubicada en el barrio Miraflores, lugar donde tiene el centro de operaciones de su organización Corazón Doble Tricolor.
Yanira Gónzalez atiende a la población migrante venezolana en su vivienda ubicada en el barrio Miraflores, lugar donde tiene el centro de operaciones de su organización Corazón Doble Tricolor. | Foto: Organización Corazón Doble Tricolor.

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“Me motiva y me inspira ayudar en la transformación de las personas”, Yanira del Valle, líder social venezolana

Desde su llegada al país en el año 2016, la directora de la Organización Corazón Doble Tricolor guía a sus compatriotas para que puedan integrarse de manera positiva a la Sultana del Valle. Historia y detalles de su labor.

13 de noviembre de 2023 Por: Redacción El País

De acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en los últimos 10 años, más de 7,7 millones de personas han salido de Venezuela buscando un futuro mejor, y según los datos relevados por Migración, cerca de 3 millones de ellos, eligieron a Colombia como su país destino.

Yanira del Valle González Brito de 48 años y proveniente de Maturín, estado de Monagas, en Venezuela, es una de ellas. Su arribo al país vecino se remonta a 2016, cuando llegó, de manera repentina, el momento de emigrar cuando todavía no había iniciado el éxodo migratorio. “Nuestro viaje se dio sin mucha planificación. Un año atrás había sufrido un choque anafiláctico y en ese momento el país estaba en pleno desabastecimiento, por lo que no podía tomar los medicamentos que me habían recetado. Mi estado de salud fue una circunstancia que nos empujaba a salir de allí”, recuerda.

Yanira destaca que su bandera siempre  ha sido combatir el desconocimiento, el cual considera la principal barrera que las personas migrantes van a encontrar.
Yanira destaca que su bandera siempre ha sido combatir el desconocimiento, el cual considera la principal barrera que las personas migrantes van a encontrar. | Foto: Organización Corazón Doble Tricolor.

Tras un largo viaje de cuatro días por tierra en los que tuvieron que atravesar tramos de trocha y hasta 15 controles ilegales de sujetos armados y encapuchados que les cobraban por dejarlos pasar en territorio colombiano, Yanira ingresó al país de manera irregular junto a su esposo, un colombiano retornado y sus dos hijos de 12 y 7 años.

“Nosotros jamás habíamos sabido lo que era una trocha. Allí nos tocó vivir la experiencia. También nos dio curiosidad que a plena vista estaba el punto de control fronterizo, pero no hacían nada. No pasaba nada”, declara Del Valle al rememorar que durante el trayecto tenía que evitar mirar a la cara a las personas que los detenían para pedirles dinero.

Ya en Barranquilla, ciudad natal de su esposo, Yanira encontró la tranquilidad que buscaba para su familia, a pesar de que todos los miembros se encontraban muy delgados debido a la crisis alimentaria que se vivía en el vecino país. “Aunque los niños y yo no teníamos documentos, nos sentíamos más seguros. Ya habíamos dejado atrás todo el tormento, toda la pesadilla de lo que representaba la imposibilidad de no conseguir alimentos, de no poder encontrar el antialérgico que necesitaba tomar todos los días en Venezuela y que aquí uno lo consigue en una tienda. Eso marcó una gran diferencia”, comenta.

Durante los primeros dos meses en Colombia, Yanira se quedó junto a la familia de su esposo. Sin embargo, en búsqueda de un sustento propio, su compañero tuvo que viajar a Pasto para trabajar como estilista canino mientras ella y sus hijos tuvieron que mudarse a una habitación en La Arenosa, a la espera de conseguir el dinero suficiente para reunirse de nuevo.

“Como estaba sola la situación era muy difícil. Aunque lo intenté, no me daban trabajo. Obviamente todo era muy nuevo. Venezolana, sin documentos, no era sencillo. Fueron cuatro meses donde no tenía ningún tipo de apoyo, estaba completamente sola con los niños”, manifiesta.

Pese a que muchas puertas se le cerraron, Yanira recibió ayuda de una mujer colombiana, a quien considera un ángel en su camino, que le apoyó para abrir una línea telefónica a su nombre para que pudiera permanecer en contacto con su esposo.

Gracias a un préstamo, la familia se reunió de nuevo en diciembre de 2016. No obstante, el reencuentro duró tan solo 22 días, pues su esposo fue trasladado a Cali. “Yo decidí quedarme con los niños para darles estabilidad, pues ya estaban matriculados en el colegio”, expresa.

Yanira junto a su esposo e hijos.
Yanira junto a su esposo e hijos. | Foto: Organización Corazón Doble Tricolor.

Esta vez, la separación familiar duró 2 años, tiempo en el que Yanira comenzó a proyectarse como la líder social que es hoy en día. De hecho, ese mismo mes realizó la primera reunión de migrantes venezolanos en Pasto y creó un grupo de WhatsApp para ayudar a sus compatriotas a integrarse en Colombia, a pesar de estar en las mismas condiciones. “Ayudar es parte de mí, toda la vida he sido una persona muy dada a ver cómo puedo aportar, muy activa. Sabía que no era la única pasando por esta situación y me preguntaba ¿Cómo estarán los demás?, ¿cómo se sienten?”, sostiene.

Su labor a lo largo de dos años logró que fuera reconocida como migrante pionera a nivel organizativo en la región Pacífico, pues además de investigar y dar respuesta a quienes lo requerían, apoyó como imagen para motivar a los demás a inscribirse en el Registro Administrativo de Migrantes Venezolanos (RAMV), registro en el que fue una de las 1000 personas registradas a nivel nacional.

Nace Corazón Doble Tricolor

En diciembre de 2018, Yanira se trasladó a la Cali luego de atender y orientar a la región Pacífico de manera satisfactoria, y con la ayuda de una mano amiga que les brindó hospedaje temporal en un Hostal, ella y su familia lograron reunirse y establecerse en una nueva ciudad donde su pasión por servir a los demás continuó al fundar el Centro de Atención, Formación y Desarrollo Comunitario del Migrante, Corazón Doble Tricolor.

“El nombre se debe a que en mi corazón tengo ambas banderas y mi familia es mixta, aunque yo sea netamente venezolana. Siento el mismo amor por ambas tierras. Tengo la convicción de que hay un compromiso para apoyar a ambos países y llevar eso como una identidad. En mi caso, yo soy mi marca, yo soy Corazón Doble Tricolor”, detalla Yanira.

Esta organización, con el centro de operaciones en su vivienda en el barrio Miraflores, se encarga de brindar apoyo, orientación y enrutamiento para la atención médica de población migrante, así como la entrega de alimentos y medicamentos que, en su mayoría, son donados por personas particulares.

De esta manera, Yanira aporta su grano de arena para crear una comunidad extranjera empoderada, aportante y productiva. “Me siento útil. Me da sentido saber que puedo ayudar en la transformación de las personas. Me motiva y me inspira”, reconoce la líder migrante.

A futuro, Yanira desea construir una comunidad extranjera empoderada con una sede donde se pueda conocer las expresiones culturales de su país.

“Espero poder lograr que el centro social cultural colombo venezolano sea una realidad, Dios mediante. Con todo el esfuerzo que eso pueda llevar, con todos los sueños que tengo donde nuestras culturas vivan en una fusión armoniosa, constante y permanente, así como el centro colombo japonés. Yo espero tener el nuestro”, finaliza.

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