La falta de inversión, seguridad, aseo y de posibilidades de competir en precios con los grandes supermercados tiene a las galerías de la Villa sumidas en crisis. Debate.

Cada sábado, cuando el sol asoma sus primeros rayos en la Villa de las Palmas, las galerías de la ciudad se pintan con los colores de las carpas y las frutas tropicales; se ambientan con el aroma de las yerbas frescas y la cebolla recién bajada de la montaña y se llenan de pregones, productos y vendedores como ningún otro día.Es la jornada de mercado para los palmiranos. Pero aunque en las plazas se siguen ofreciendo los alimentos de buena calidad que históricamente se han consumido en esta comarca, cada vez son menos los ‘cotudos’ que se acercan a ellas para llenar sus despensas.Inseguridad, basuras por doquier, instalaciones y vías de acceso en mal estado y, en ocasiones, precios más altos que los que se ofrecen en otros puntos de distribución son los principales factores que alejaron a la comunidad de la Central, la Auxiliar, la Satélite y el Mercado Campesino.Según Jhon Jairo Hernández, vocero de los trabajadores de las plazas de mercado, la crisis que atraviesan está desatando un problema social de grandes proporciones, cuya responsable es la negligencia de las administraciones locales que “dejaron acabar las galerías”. Afirmó que, pese a que quienes venden sus productos pagan arrendamiento, la inversión que reciben estos lugares es nula, al punto de que sus puestos de trabajo están llenos de goteras, con paredes a punto de caerse, sin baños y en algunas partes sin servicios de acueducto, alcantarillado ni energía. “¿Quién querría comprar en un sitio con estos problemas, sabiendo que en la ciudad existen grandes supermercados que a veces venden hasta más barato?”, preguntó el vocero.Al mismo tiempo, sostuvo que la responsabilidad de esta problemática se reparte entre los administradores de las galerías, las alcaldías y la falta de control de la Secretaría de Gobierno Municipal. Pero el veedor ciudadano Herney Rivera va un poco más allá en sus apreciaciones y señala que, desde que el gobierno de Raúl Arboleda estableció el plan de exención de impuestos para las grandes cadenas de supermercados que se instalen en Palmira, se creó una “competencia arrasadora y desleal en la que los vendedores de las galerías no pueden participar”.“Desde que empresas como Carrefour, Olímpica, La 14 y Éxito llegaron a la Villa de las Palmas sin pagar impuestos, la gente empezó a acudir a sus instalaciones y la economía de las plazas se vio disminuida”, explicó.Por su parte, Alba Leticia Chávez, directora de Finanpal, entidad encargada de administrar las plazas de mercado, indicó que el arribo e estas grandes empresas es un beneficio para la ciudadanía, no sólo porque tiene más de dónde escoger a la hora de comprar, sino porque son generadores de empleo.Añadió que no se le puede llamar competencia desleal, cuando los arrendatarios de las galerías tampoco pagan ni un sólo peso por concepto de impuestos.La funcionaria reconoció que, con el pasar de los años, las plazas de mercado se han convertido en zonas de tolerancia adonde cada vez es menos agradable ir.Sin embargo, aseguró que la protesta de los trabajadores de éstas se debe a que ahora se están haciendo operativos para controlar las condiciones de salubridad en las que venden sus productos. CarnicerosQuizá los empleados de las galerías que más protestan son los carniceros, quienes aseguran que las exigencias que les están haciendo para que vendan su ganado con guía y sacrificio en los mataderos autorizados del departamento atentan contra su derecho al trabajo.Representantes de este gremio sostuvieron que es contradictorio que Finanpal les esté exigiendo condiciones de salubridad para las ventas de productos cárnicos, cuando sus responsables no se preocupan por mejorar las instalaciones, que no aguantan la humedad, los malos olores y las basuras acumuladas.Al respecto, la directora de Finanpal indicó que en las galerías se vende la carne en condiciones que van en contra del Decreto 1.500 del 2007, que establece los requisitos sanitarios y de inocuidad que se deben cumplir en el de sacrificio y expendio de ganado.“Sabemos que aquí en Palmira hay carniceros que sacrifican el ganado en sus propias casas y eso es algo que no podemos permitir. Por muy pobre que sea y mucho derecho al trabajo que se tenga, no se puede atentar contra la salud de toda una comunidad”, agregó.Aunque ella comparó la situación de las plazas de mercado con el alquiler de una casa, donde el inquilino debe llevar sus enseres y procurar su propio bienestar, Víctor Hugo Osorio, contralor municipal de Palmira, anotó que el servicio prestado por este organismo es deficiente y que no es justo que cientos de familia trabajen en condiciones tan precarias.Tanto el contralor como el veedor Rivera coincidieron en afirmar que la falta de inversión y de campañas para salvar las galerías sería muestra de la intención de acabar con ellas.“A pesar de que en estos sectores abunda la delincuencia, la prostitución y los expendios de droga, la Administración no puede negar que existen y que hay cientos de familias que viven de la economía que allí se genera”, manifestó el Contralor y agregó que “si sus ingresos se acaban, lo más seguro es que busquen salidas por fuera de la ley”.A la hora de hablar de soluciones, todas las partes afirman que se requiere de una inversión millonaria, ya sea para salvar las plazas de mercado de la Villa de las Palmas o para reubicar a sus trabajadores.Édgar Echeverry, vocero de los trabajadores de las galerías, afirmó que se deben tomar medidas urgentes como diseñar un plan de seguridad, mejorar y señalizar la malla vial, realizar campañas para atraer a los consumidores y hacer inversiones primarias en las instalaciones.La directora de Finanpal dijo que se debe diseñar una política pública de movilidad alimentaria que ejerza control con las secretarías de Agricultura, Gobierno y Planeación y con la Policía, entre otras entidades. Pero, a pesar de que reconoció las falencias y la falta de inversión, dejó abierta la polémica sobre el futuro de las plazas de mercado con esta pregunta: “¿será que los palmiranos están dispuestos a meterle plata a las galerías para garantizarles el empleo a unas cuántas personas?”.