Dayana Conrado, una habitante de Juanchaco, conoce como la palma de su mano el mundo de las ballenas. En días de avistamientos, ella le revela a los turistas los secretos de estos misteriosos mamíferos.
Dayana Conrado se dedica a un oficio curioso: es intérprete de ballenas. En este momento le habla a los turistas que han llegado al corregimiento de Juanchaco, en Buenaventura, para avistar jorobadas.
Aquella especie que ven a lo lejos viene desde las costas de Chile y el Polo Sur. Migra 8.500 kilómetros hasta el Pacífico colombiano en busca de sus aguas cálidas. Aquí cumplen un ciclo muy importante de su vida: la reproducción. Después vuelven a las costas de Chile para alimentarse.
Dayana es una de las 16 intérpretes de ballenas que viven en Juanchaco y en esta época de avistamientos no se da un respiro. Durante el día permanece en alta mar revelando curiosos datos sobre las ballenas. Cuando saltan, por ejemplo, en realidad les están enseñando a los ballenatos a hacer lo mismo. Es como si jugaran.
Gran parte de lo que sabe Dayana de las ballenas se lo debe a su abuelo y a los ancianos de la zona. El conocimiento ancestral se transmite generación tras generación y por eso la intérprete dice ahora con toda propiedad que en épocas remotas las jorobadas se acercaban mucho más a Juanchaco que ahora, y aquello se debe al ruido de las embarcaciones.
Aunque Dayana, cada año, se inscribe también en las capacitaciones que se programan en temporada de avistamientos para conocer los nuevos descubrimientos científicos sobre las ballenas.
Un ballenato consume entre 200 y 250 litros de leche al día y pueden crecer hasta 10 ó 15 centímetros a diario.
Ahora a la intérprete le preguntan por su relación con las ballenas, por lo que significan para su vida. No solo le permiten a ella y a cientos de habitantes asegurar su sustento en temporadas de avistamientos, dice, sino que además las ballenas hacen parte del territorio, de la historia de Juanchaco, de la vida en estas playas.
Yo pienso que en realidad las ballenas lo que hacen en cada temporada es volver a su hogar, porque es aquí donde se aparean. Acá vienen a destetar a los juveniles y a tener a sus crías, concluye.
Turismo verdeAdemás de los sitios tradicionalmente visitados por las personas que quieren ver el avistamiento de ballenas, en la zona de playas también se está afianzando el turismo ecológico.Uno de estos sitios son las comunidades de Bahía Málaga, La Plata; La Sierpe; Miramar y Mangaña, donde residen 155 familias que desde hace tres años iniciaron un proceso en el cual han estado apoyados por entidades como Parques Nacionales, la Alcaldía y ONG, para que sus territorios también sean turísticos. El ecoturismo es una alternativa de sustento para la gente, dijo Ferney Valencia, líder de la comunidad Bahía Málaga, La Plata.