A tres horas de Medellín, en el Oriente antioqueño, se encuentra una de las joyas naturales más imponentes del departamento: el Salto del Aures, una cascada con cerca de 420 metros de altura, lo que la convierte en la segunda más alta de Antioquia, solo superada por el Salto de Guadalupe, que alcanza una altura aproximada de 550 metros y se cuenta entre las más altas de Colombia.
Ubicado a casi 100 kilómetros de la capital antioqueña, este atractivo natural se levanta entre montañas empinadas, bosques nativos y caminos rurales que aún conservan el paisaje tradicional del campo.
Su altura y la forma casi vertical en la que el agua desciende desde la cima de la montaña le otorgan un carácter único, convirtiéndolo en un destino que atrae a amantes de la naturaleza, el senderismo y la contemplación paisajística.
Más allá de sus dimensiones, el Salto del Aures destaca por el entorno que lo rodea. El agua cae en un hilo continuo que se abre paso entre la vegetación y el vacío, creando un escenario que transmite respeto y admiración por la fuerza de la naturaleza.
Durante años, este lugar permaneció al margen de los circuitos turísticos más concurridos, lo que permitió conservar su carácter silvestre y poco intervenido.
Según ha reseñado el medio regional Teleantioquia, el sitio ha ganado visibilidad de manera gradual, especialmente a través de producciones audiovisuales como Antioquia Asombrosa, que han promovido el reconocimiento de paisajes naturales poco conocidos del departamento y han resaltado su valor ambiental y escénico.
Un tesoro natural en Abejorral
El Salto del Aures se encuentra en zona rural del municipio de Abejorral, una población del Oriente antioqueño reconocida por su riqueza hídrica, cafetera y patrimonial. Además de su centro histórico de arquitectura republicana, el municipio resguarda en sus montañas varios atractivos naturales que aún permanecen fuera del radar turístico masivo.
Para llegar a la cascada desde el casco urbano, es necesario recorrer veredas rurales y senderos naturales. Por las condiciones del terreno, se recomienda realizar el trayecto con el acompañamiento de un guía local, quien conoce la ruta y puede evaluar los riesgos para garantizar una experiencia más segura, debido a que el acceso final se realiza a pie.
Este salto de agua, aún poco explorado, se consolida como una alternativa para quienes buscan destinos naturales de gran impacto visual y contacto directo con el entorno, en una región que continúa revelando su diversidad paisajística.