Conozca los secretos de la personalidad atractiva y cómo sumarle puntos a su calidad humana. La psicoterapeuta María Cecilia Betancur da las claves.
Hay inpiduos con rasgos positivos importantes, pero tenues, difusos, debido a que no los aprovechan. Son personalidades carentes de relieve, asegura María Cecilia Betancur, autora del libro Los secretos de la personalidad encantadora.
La psicoterapeuta y consultora de capacitación en temas de crecimiento personal, relaciones de pareja y de familia, dice que una personalidad crece cuando se tiene el firme empeño de inclinar la balanza con fuerza hacia el lado de las fortalezas y mantener el equilibrio de las actitudes positivas según las circunstancias, y por otra parte, superar las debilidades hasta llevarlas al mayor grado de levedad posible.
Así, cuando dejan de predominar ciertos rasgos que causan nefastas consecuencias en la vida emocional del inpiduo y en su interacción social, no hay lugar para decir: Es una bella persona, pero. En lugar de eso, se dirá: Soy un ser valioso, aunque...
Un solo aspecto negativo de la personalidad que se destaque no es motivo para descalificar el valor de una persona, ni para acomplejarse ante los demás.
La experta recomienda: Piense siempre en lo que a usted le gustaría obtener de sí mismo y nunca anteponga lo que le agradaría a los demás. De lo contrario, dice ella, habrá perdido su tiempo y sus energías, puesto que la identidad, lo único que nos pertenece y genera satisfacción, se basa en la libertad con respecto a los factores externos humanos y materiales.
También explica que depende de uno mismo forjarse una personalidad de Olafo o una atractiva. Los sentimientos que un inpiduo experimenta le proporcionan un estado de ánimo, un piso emocional sobre el cual se ha de deslizar toda su vida, de una o de otra forma, dice.
Así que si usted abriga sentimientos oscuros, está destinado a llevar consigo un sabor indeleble de amargura o de vinagre. Expelerá un olor agrio que infesta todo espacio en el que se mueva. La humedad amarga del que odia, del resentido, del vengativo, del ingrato y del temeroso, carcome su portafolio afectivo y social, y le hace más lento y pesado el viaje hacia sus puntos de mira.
Prefiera lo bueno, eso significa mucho más que desear. Consiste en dirigir los esfuerzos hacia la vivencia de emociones gratificantes y alejarse más y más de las que son funestas.
Las palabras favoritas de un pesimista son: mal, malo, pésimo, regular, nunca, siempre, todo, nada, con sentido negativo dentro de la frase. Mientras que las del optimista son: excelente, bien, bueno, casi siempre, y a veces, casi nunca, hoy, con una connotación positiva. El pesimista considera, ante cualquier frustración que siempre fracasará, que es de mala suerte o perdedor.
Encantadora es la persona que transpira optimismo en todas sus formas emocionales: confianza, tranquilidad, motivación, esperanza.
Conocerse a sí mismo. Se refleja en la búsqueda de respuestas acerca del yo personal: Quién soy, qué siento, cómo pienso, de qué manera actúo en distintas circunstancias, y cómo puedo ser mejor y más feliz. Emprender un camino de crecimiento en personalidad con el objetivo de agradar o de atraer las miradas ajenas es tener asegurado el fracaso. Se requiere de sinceridad para hallar en nosotros ciertas actitudes que querríamos superar para ser más felices.
Optimismo y preferencia por las emociones positivas. La preferencia se refiere a una actitud personal. En la mayoría de situaciones, la persona elige los sentimientos que abrigará, las emociones son una opción excepto en circunstancias incontrolables. Optamos por la alegría, el valor, el entusiasmo, la confianza, la esperanza, el placer, que son el tesoro del optimista, o por la tristeza, el desánimo, el miedo y la ansiedad del fatalista. Las emociones positivas dan el gusto por la vida. Facilidad para amar y sentirse amado. Es la fuerza con que una persona es capaz de prodigar a sí misma cariño y buen trato, la bondad para con los otros y los demás seres de la naturaleza, las relaciones afectivas armoniosas e intensas que forme, la generosidad hacia ellos y la buena disposición para recibir amor por parte de los demás. Estas son las variables que mejor definen la consciencia de tener un sentido de misión en el mundo. Mentalidad abierta y expansiva. Se refiere al privilegio de poder conocer y evaluar el mundo más allá de los convencionalismos, los paradigmas, los mitos, los hábitos, las creencias y las costumbres sociales. Permite vivir el cambio connatural al ser humano, como un proceso deseable y positivo. Si no puedes ser lo que quieres, sé con sinceridad lo que puedas, decía Henrik Ibsen, uno de los mayores genios del teatro universal. Y de eso parece tratarse.
Interés por el conocimiento. Implica el placer de conocer, así como la disposición permanente de acercarse al conocimiento en relación con el mundo. Involucra la admiración y la curiosidad, el interés por aclarar las dudas, ampliar la información, vivir al tanto de lo que sucede y aprovechar al máximo los alcances de la inteligencia. Cuestione los hechos y los personajes de la historia, cree su propio campo de conocimientos avanzados, saque el mayor provecho de la lectura, aprenda oficios nuevos.
Inteligencia interpersonal. Hay unas habilidades sociales que caracterizan a una persona asertiva: la conversación amena, la elocuencia, la empatía, la prudencia, la tolerancia y la adaptación a distintos grupos humanos. Son personas que expresan lo que piensan y sienten sin alterarse, y empáticas, es decir, que son capaces de escuchar los pensamientos y emociones de los otros sin juzgar.
Soberanía interior. Es el resultado de la confianza personal e involucra, el manejo autónomo de los pensamientos, sentimientos y acciones, la expresión adecuada de las emociones y los límites de la conducta. El que realmente ama y lo expresa abierta y abundantemente, se ama a sí mismo antes que a las otras personas. La independencia lo provee de límites para el amor.
Proyecto de desarrollo y goce. El yo ideal está ligado al interrogante ¿qué conozco de mí mismo respecto al futuro? Es la bitácora por excelencia. Significa trazar objetivos y caminos con respecto a lo que es y lo que quiere llegar a ser en cada uno de los campos que componen su universo existencial. Quien construye un proyecto de vida, es su dueño y señor.
Disposición para divertirse y sentido del humor. Las personas que poseen esta doble cualidad son naturales, cálidas, cercanas y relajadas. A donde quiera que van, contagian con su alegría y su ánimo, dispuestos a disfrutar de las cosas agradables. Su buen humor es de ayuda para muchas otras que no son capaces de ver por sí mismas la cara divertida e intrascendente de la realidad. Amor por el trabajo e imagen corporal con estilo y pulcritud. El amor por el trabajo recoge la inteligencia práctica, la vocación, la creatividad y la persistencia. La imagen comprende la satisfacción de las necesidades primarias, como alimentación, salud y vestido, además del cuidado del cuerpo y la presentación personal.