Préstele atención a las molestias de su cuerpo, ya que pueden ayudar a diagnosticar un problema.
El dolor es parte del sistema de alerta del cuerpo. Avisa cuando algo está mal. A nivel celular, el cuerpo posee unos tres millones de sensores de dolor, que reenvían los estímulos nocivos, como un golpe traumático o mala postura a las fibras nerviosas del dolor de conducción.
Se trata de una sensación desencadenada por el sistema nervioso que puede ser agudo o sordo; ser intermitente o constante.
Se puede sentir en algún lugar del cuerpo, como la espalda, el abdomen o el pecho o ser generalizado, como los dolores musculares durante una gripe.
Asimismo, puede ayudar a diagnosticar un problema, pues sin dolor, la persona podría lastimarse gravemente sin saberlo o no darse cuenta de que tiene un problema médico que requiere tratamiento.
A continuación, expertos de Bayer explican 5 tipos de dolor:
Agudo: causado por estímulos nocivos desencadenados por heridas o enfermedades de la piel, estructuras somáticas profundas. Si bien los factores psicológicos tienen una importante influencia en la manera en que se experimenta, con raras excepciones éste no obedece a causas psicopatológicas o ambientales.
Crónico: la persistencia del estímulo, de la enfermedad o de ciertas condiciones fisiopatológicas, puede conducir a este. Tiene efectos fisiológicos, psicológicos y conductuales sobre el paciente y su familia, además de un costo social enorme. Podría decirse que mientras el dolor agudo es un síntoma de una enfermedad o traumatismo, el crónico constituye una enfermedad en sí mismo.
Somático: aparece cuando un estímulo potencialmente dañino para la integridad física excita los receptores nociceptivos. Aquí cabe recordar que el término nocicepción significa percepción consciente del dolor.
Frecuentemente se habla de dolor somático propiamente dicho cuando los receptores están en la piel, músculos o articulaciones, y de dolor visceral cuando los receptores activados por el estímulo están en una víscera. Este dolor es habitualmente bien localizado y el paciente no tiene grandes dificultades en describirlo.
Neuropático: resulta de lesiones o alteraciones crónicas en vías nerviosas periféricas o centrales. Puede desarrollarse y persistir en ausencia de un estímulo nocivo evidente. El paciente frecuentemente usa términos poco usuales para describirlo, por ser una experiencia nueva.
Psicogénico: ocurre cuando el paciente describe ansiedad o depresión en términos de daño tisular (relacionado con los tejidos) verbalmente o a través de su comportamiento. Si bien el daño puede existir, el problema central es la amplificación y distorsión de esos impulsos por el estado psicológico.