A las 7:30 a. m. del jueves 3 de julio, Laura Sarabia hizo pública su carta de renuncia al cargo de canciller de Colombia. Lo hizo desde Europa, en medio de una gira diplomática, y sin fijar una fecha efectiva de salida.
Aunque no fue presentada como irrevocable, Gustavo Petro no tardó en responder, tres horas después, aceptó su dimisión y dejó entrever un claro distanciamiento con quien fuera una de sus más cercanas colaboradoras.
El mensaje presidencial incluyó un consejo aparentemente inocente, pero cargado de lectura política: “Nunca dejarse conquistar por la codicia”. Una frase que se ha repetido en distintas intervenciones del mandatario y que, en esta ocasión, muchos interpretan como un señalamiento directo a su canciller.
Según versiones conocidas por SEMANA, en el entorno de Laura Sarabia se tenía claro que el contrato de los pasaportes era un tema altamente sensible. La decisión de prorrogar el vínculo con Thomas Greg & Sons firma cuestionada por el presidente Gustavo Petro por su presunto papel en elecciones pasadas, habría sido uno de los factores que precipitaron su salida del cargo.
El detonante ocurrió el 24 de junio, cuando Sarabia convocó a medios de comunicación en la Cancillería y anunció que aplicaría la urgencia manifiesta para prorrogar el contrato con Thomas Greg & Sons. Según SEMANA, esta decisión fue tomada sin consultar previamente con el mandatario, lo que generó un fuerte malestar en la Casa de Nariño.
En respuesta, Petro delegó la negociación del nuevo contrato a Alfredo Saade, jefe de gabinete, quien afirmó que se firmaría un convenio con Portugal a través de la Imprenta Nacional. “Aquí hay un solo presidente”, dijo Saade a SEMANA, marcando la línea de autoridad en el Ejecutivo.
La tensión no era nueva. El desgaste entre Sarabia y Petro venía aumentando. El medio antes citado reportó que el mandatario recibía constantes quejas sobre la funcionaria, muchas de ellas relacionadas con presunta injerencia en temas contractuales y decisiones autónomas que desbordaban sus funciones.
A sus 31 años, la joven politóloga ya enfrentaba cuestionamientos. El escándalo por las presuntas “chuzadas” a su exniñera, Marelbys Meza, fue uno de los primeros episodios que empañó su gestión.
Según SEMANA, también han surgido señalamientos por su supuesta cercanía con negocios del Estado y la ostentosa vida de su hermano, Andrés Sarabia.
Pese a su cercanía inicial con el presidente, Sarabia, al parecer, terminó aislada. La revista reveló que incluso Armando Benedetti, con quien mantenía una vieja enemistad, la contactó tras conocerse su renuncia para expresarle su solidaridad.
En este contexto, Sarabia habría preferido renunciar antes que verse obligada a firmar el polémico convenio con Portugal. Su salida fue una decisión anticipada y calculada, asegura el medio.
Tres cancilleres han caído por cuenta del mismo tema. Álvaro Leyva, Luis Gilberto Murillo y ahora Laura Sarabia. Ninguno logró ejecutar a cabalidad la voluntad presidencial sin consecuencias.
Según SEMANA, la presión de Petro por romper el vínculo con Thomas Greg & Sons ha desatado una crisis interna sin precedentes.
El alcance de la firma va más allá de los pasaportes. Recientemente, se adjudicó un contrato con la Registraduría por 41.000 millones de pesos para servicios electorales. Para el presidente, citó SEMANA, esto representa “el mayor peligro de la democracia colombiana”.
Con la salida de Laura Sarabia, la silla principal de la Cancillería queda vacante. Su futuro político es aún incierto, mientras se menciona la posibilidad de que asuma un rol diplomático en Reino Unido, otras versiones apuntan a un eventual distanciamiento del círculo cercano del presidente. El medio antes citado señala que, por su papel en el Gobierno, Sarabia ha sido una figura clave y conocedora de múltiples decisiones estratégicas.