Una nueva controversia sacude al Gobierno Nacional tras las declaraciones de la exministra de Justicia, Ángela María Buitrago, quien reveló en una entrevista con Recap Blu que fue objeto de presiones políticas por parte del ministro del Interior, Armando Benedetti, y la directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), Angie Rodríguez.
Según Buitrago, ambos funcionarios insistieron en que solicitara la renuncia de Ludwing Joel Valero, director de la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec), argumentando que era ficha política del senador Miguel Ángel Pinto, quien participó en el hundimiento de la reforma laboral en el Senado.
“Angie Rodríguez me llama y me dice: ‘Pídale la renuncia al Uspec’. Yo le respondo que no, porque es una persona muy competente. Inmediatamente me llama Benedetti y me dice: ‘¿Por qué no has firmado la renuncia? ¡Es de Pinto!’”, relató la exministra.
La solicitud le pareció injusta y arbitraria, dado que Valero estaba cumpliendo correctamente sus funciones. Buitrago dejó claro que ella no era la nominadora del cargo y que por lo tanto no podía aceptar su renuncia.
La exjefe de la cartera de Justicia indicó que el caso de Valero no fue un hecho aislado. Desde marzo, dijo, comenzó a sentir presiones indebidas sobre nombramientos y decisiones dentro del Ministerio. Afirmó que estas tensiones se intensificaron hasta llegar al punto en que otros funcionarios comenzaron a tomar decisiones por encima de su autoridad.
“Seguramente la renuncia se la pidió Angie Rodríguez directamente, pasando por encima de mí”, señaló.
Este cúmulo de interferencias, dijo, fue uno de los factores que la llevaron a presentar su renuncia irrevocable el pasado 14 de mayo, días antes de que el presidente Gustavo Petro anunciara desde China que él había solicitado su salida.
“Yo presenté la renuncia antes. No hablé con él ni con Alfonso Jaramillo. Nunca me pidieron la renuncia. Si desde febrero había diferencias, ¿por qué no aceptaron mi salida antes?”, cuestionó.
Pese a los desacuerdos, Buitrago aclaró que su relación con el presidente Petro no terminó mal. En sus palabras, no hubo enfrentamiento, sino una diferencia profunda frente al manejo de la institucionalidad y el respeto por la independencia de las carteras ministeriales.
“Cuando él me tomó el juramento me dijo: ‘¿Jura cumplir la Constitución y la ley?’ Eso es lo que estoy haciendo”, recalcó.
Buitrago también reveló que mientras se encontraba en Washington, el Gobierno tomó decisiones sin consultarla, como remover a su delegado, lo que terminó por confirmar que su continuidad no tenía sentido dentro de un entorno institucional cada vez más hostil.
Esta denuncia refuerza los señalamientos de injerencias políticas dentro del Gobierno y vuelve a encender el debate sobre la autonomía de los ministros frente al poder presidencial y las cuotas burocráticas en Colombia.