Continúan las pullas entre el ministro de interior, Armando Benedetti, y la canciller Laura Sarabia, quienes vienen protagonizando una gran polémica en los últimos meses y creció tras los audios que entregó Sarabia a la Fiscalía General de la Nación, en los cuales Benedetti hace alusión a un presunto tráfico de influencias.
Frente a esto, los medios de comunicación confrontaron a Benedetti, el pasado 16 de abril, para conocer su punto de vista ante las acciones de la líder de relaciones exteriores, a lo que él respondió que no le interesaba nada.
“No me voy a referir a absolutamente nada; desde que ella dejó de ser mi secretaria no me importa qué diga o qué haga”, declaró de manera tajante. Y añadió: “Para pelear se necesitan dos y yo no he hecho nada”.
Posterior a estas declaraciones, este lunes 21 de abril, Sarabia rompió el silencio y habló sobre el suceso, sin mencionar directamente al funcionario público. En su columna de opinión en el diario La República, titulada: “De las secretarias y personas de a pie en el Gobierno del cambio”, destacó su orgullo por su origen popular, la universidad en la que estuvo y la trayectoria profesional que tiene.
“Ser mujer, ser joven y haber sido para algunos una secretaria no me retrae. Me define. Y me enorgullece”, afirmó en su texto.
Asimismo, recalcó su carácter frentero ante las acciones que no coinciden con su política de vida, por lo que, no teme dar su opinión y ante cualquier “cualquier provocación o episodio grotesco”, este será esclarecido por las autoridades.
“Que quede claro que mi juego no es desafiar detrás de otros, esconderme tras velos, ni instrumentalizar personas o fabricar falsos testigos. Salgo de frente. Doy la cara. Lo hago con claridad, con determinación y con respeto absoluto a la institucionalidad, principio que para mí no es negociable. Nadie podrá decir que no. Participo del debate público, sí, y si me toca defenderme, lo hago”, destacó.
Por último, aprovechó este recurso para rendir homenaje a todas las secretarias, “que han sido -que somos- fundamentales en la vida de este país”, ya que expone que las actividades que conlleva este oficio requieren de discreción, silencio e incluso recae en sobrellevar “caprichos, emociones, miedos y rencores. Ejecutamos órdenes, incluso cuando nos parecen absurdas, con lealtad, paciencia y una forma de afecto que a veces incluye frustración”, por lo que la columna y su título no buscan generar ofensa o disminuir a nadie, ya que es todo lo contrario.