Ahora que se cumplen 10 años del fracaso de los diálogos de paz del Caguán, se denuncia que en esa región las Farc siembran minas antipersona alrededor de sus vallas propagandísticas.Esta no es una táctica de guerra, sino del más puro terrorismo. Para que nadie se atreva a desmontar una simple valla están dispuestos a matar y a mutilar sin miramientos. Ese es el valor que dan las Farc a la vida. Como condición para un eventual diálogo de paz, se ha repetido que el grupo debe liberar a todos los secuestrados que aún tiene en su poder y desistir de este método infame en adelante.Pero no basta. Debería exigirse con igual rigor que las Farc dejen de sembrar el territorio nacional de minas antipersona, y que desactiven las que han instalado, con las cuales amenazan a los civiles inermes. Tan atroz como el secuestro es que entre 1990 y el año 2011 las minas hayan dejado un saldo de 9.584 víctimas.