Con la decisión de prohibir otra vez el parrillero hombre, la Administración Municipal escuchó a los caleños.

Cuando la semana anterior se anunció que provisionalmente no se renovaría esa restricción mientras se hacían los análisis sobre su efectividad, muchos de los habitantes de la ciudad reaccionaron y manifestaron su preocupación.

La medida generó una sensación de inseguridad en la capital del Valle, que se reforzó con los casos delictivos presentados durante el fin de semana en los que participaron motociclistas o sus acompañantes, así como en las cifras de aumento de hurtos bajo esa modalidad en el primer semestre del año.

La norma, que comenzó siendo provisional, se ha mantenido vigente en Cali desde 1995, entre otras razones porque en los primeros años ayudó a reducir en un 9% la comisión de delitos cometidos por parrilleros hombres.

Así los resultados no sean siempre los esperados o las autoridades no puedan controlar todos los crímenes en los que están involucradas las motos, el que la restricción haya permanecido durante 23 años ha influido en que los ciudadanos se sientan más tranquilos.

Por ello, bienvenida la decisión de darle continuidad a la norma; todas las medidas que se tomen para luchar contra los delitos y que le devuelvan tranquilidad a los caleños permitirán que la sociedad se sienta más segura y confíe en sus autoridades.