Con la demolición de monumentos y el saqueo de piezas arqueológicas en Oriente Medio, el Estado Islámico destruye una parte de la historia universal y acaba también con las memorias milenarias del mundo árabe, al que pertenece esa organización extremista.El templo Baal, construido hace más de dos mil años en la ciudad de Palmira, en Siria, dinamitado por el grupo terrorista, es el más reciente ataque a uno de los Patrimonios de la Humanidad.El Estado Islámico también ha arrasado con mezquitas centenarias, antiquísimas reliquias, manuscritos originales y libros únicos.La gran paradoja es que una organización radical dedicada a promover y hacer respetar a la fuerza una civilización y una cultura como la islámica, esté destruyendo de manera salvaje las huellas y la herencia de sus antepasados.