Es una obligación de las autoridades caleñas ponerle fin al desorden y el miedo que producen algunas caravanas fúnebres, que a su paso por las vías de la ciudad atentan contra el bienestar de los ciudadanos.
Así quedó evidenciado el pasado jueves, cuando uno de estos desfiles cruzaba la Avenida Sexta, ocasionando caos, por lo que tuvo que ser intervenido por la Secretaría de Seguridad de Cali y la Policía Metropolitana.
En el operativo, las autoridades decomisaron un arma e inmovilizaron dos vehículos, además de tener que destinar personal para vigilar el recorrido.
Pese a que los cortejos fúnebres no son ilegales, algunas conductas que ahí se evidencian sí lo son, como los disparos, el paralizar el tráfico y el ruido, entre otras.
No son pocas las denuncias que en torno a ellas se registran semana tras semana en la ciudad. Incluso se han presentado robos a conductores y transeúntes.
Esto se debe a que, en algunos casos, los delincuentes aprovechan la multitud para camuflarse y cometer delitos, lo que preocupa a la comunidad de los barrios aledaños a los cementerios, o situados en sus rutas.
Si bien las autoridades han dicho que adelantarán estrategias para controlarlas, como contactar a las funerarias para saber qué caravanas representan una alerta, se requieren estrategias sostenidas en el tiempo.
Los caleños tienen derecho a vivir en armonía y no deben quedar a merced de quienes quieren imponer el descontrol y el miedo a su paso por las calles de Cali.