Todas las acciones para acabar con las organizaciones del narcotráfico
son indispensables.

Por ello hay que reconocer el esfuerzo de las autoridades para perseguir y destruir los lugares donde se procesan, distribuyen o comercializan las drogas ilegales a gran escala o para el microtráfico en el Valle.

En operativos de la Fuerza Pública se logró en días recientes ocupar y desmantelar 15 inmuebles en Cali, Buga, Palmira y Tuluá, que funcionaban como fábricas o expendios de estupefacientes en la región.

Esa es  la lucha que se tiene que dar para acabar con el mayor enemigo de la tranquilidad en Colombia y el financiador de la peor amenaza contra los colombianos.

Es claro que por su cercanía a los centros de producción de cocaína y marihuana, Cali y el departamento se han convertido en epicentro de los negocios, el transporte y la criminalidad que acompaña siempre al narcotráfico y algunos pretenden disfrazar de acciones políticas.

Esa es también la causa principal de la violencia en la ciudad y la región, que se refleja en los altos índices de criminalidad y en cientos de homicidios que se cometen cada año.

A ello se suma el daño que ocasiona en la sociedad el microtráfico, una actividad que se toma los barrios, corrompe a los jóvenes y acaba con la convivencia.

Por eso no se puede dar tregua y se necesitan más acciones como las realizadas en el Valle por la Fuerza Pública, respaldadas por toda la Nación.