La guerrilla del ELN volvió a poner condiciones para liberar a los siete miembros de la Policía y a los dos civiles que tiene secuestrados.
Esta vez, además de protocolos impuestos por ellos mismos, están solicitando la presencia de países garantes.
Aunque sus cabecillas han manifestado que desde el principio tuvieron voluntad de liberar a los nueve colombianos, ya ha pasado un mes y siguen sacando excusas para postergar su entrega.
Además, no se puede olvidar que estos ciudadanos no son los únicos en poder del ELN.
Hay varios que continúan secuestrados por este grupo, muchos que no han sido de conocimiento público.
Y a la mayoría de ellos se les ha quitado su libertad con el objetivo de extorsionar a sus familias.
De acuerdo con el Alto Comisionado para la Paz, hay otros diez colombianos secuestrados. Uno de ellos desde el 2002.
Hace bien el Gobierno Nacional en advertir que no pueden continuar las conversaciones con el ELN si no libera a todos los secuestrados.
No puede ser que durante 17 meses de diálogo, esa guerrilla haya jugado con la libertad y la vida de quienes tiene en su poder.
Y lo que es peor, que continúen secuestrando en todas partes, delinquiendo y exigiendo prebendas mientras insisten en unas negociaciones que no tengan condiciones contra sus delitos.