El pasado 28 de enero las protestas de miles de egipcios lograron lo impensable: que el presidente Hosni Mubarak, un tirano que se atornilló al poder por 30 años, dimitiera a su cargo.Fue uno de los triunfos de la ‘Primavera Árabe’, una revolución popular que se ha extendido por el Medio Oriente.Cinco meses después, los egipcios volvieron a abarrotar la Plaza Tahrir en El Cairo, pero esta vez para exigirle a la Junta Militar que gobierna al país desde la caída de Mubarak, que cumpla sus promesas de conducir a esa nación hacia la democracia. Entre los manifestantes crece el temor de que ese régimen tiránico que por años recortó sus libertades y que creyeron derrocar en enero pasado, continúe vigente, pero con distintos líderes. Ojalá la Junta Militar atienda las demandas de los egipcios y acelere la transición democrática en la nación, antes de que las revueltas terminen de nuevo en un baño de sangre.