Nuevamente las movilizaciones masivas de motociclistas y los bloqueos a las vías afectan el tránsito y la tranquilidad de Cali, mientras el gobierno municipal parece desbordado por los hechos.

Durante la noche del pasado jueves, 300 motociclistas impusieron el desorden, se tomaron la calle quinta y obligaron a las autoridades a cerrar el Túnel de la Avenida Colombia para evitar sus acostumbrados desmanes.

Este tipo de actos no son protestas ni actividades deportivas o recreacionales y turísticas: son hechos que atentan contra la ley y el orden ciudadano, y evidencian el descontrol que afecta a la capital del Valle.

Los caleños tienen derecho a movilizarse tranquilamente y vivir en armonía, y es la administración municipal la encargada de poner orden y hacer sentir el principio de autoridad para devolver la confianza y seguridad a sus habitantes.

Quienes creen que pueden hacer lo que quieran y donde quieran, deberán ser identificados y sancionados de manera ejemplar como lo ordena la ley.

Las autoridades tienen que reaccionar a tiempo, velar por una sana convivencia y hacer que la armonía reine en Cali, evitando que la ciudad quede en manos de quienes siembran el caos en sus calles cuando se les antoja.