Curiosa, la señora Fiscal. Sostuvo en su discurso que las críticas a su gestión y al impacto que tiene su relación afectiva con Carlos Alonso Lucio son “ataques perversos e inhumanos… bajos, infames y calumniadores”. En una identificación mesiánica, agregó: “Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias… alégrense porque les espera una recompensa en el cielo”. Me he quedado con la duda de si Viviane Morales se ve así misma literalmente divina y cree que por ella “calumnian” a Lucio, que habrá de ganarse la eternidad, o si, por el contrario, es ella la que ve a Lucio como un dios y la que por él recibe “ataques bajos e infames”. El amor es ciego, compañero. Pero, pregunto yo, ¿cuándo se cuestionó a la exFiscal por sus convicciones religiosas o las que ahora dice profesar su marido? Nunca, que yo haya visto. La Fiscal es la Fiscal y no el Procurador, a quien por godito no le perdonan creer en lo que cree. En fin, la fe que profese Viviane Morales es asunto íntimo y no del debate público, como tampoco lo son, en principio, sus sentimientos amorosos.Sí es de preocupación, sin embargo, que la encargada de dirigir la persecución de los criminales en Colombia tenga como compañero de lecho y deberes conyugales a un personaje con los antecedentes de Lucio: guerrillero del M-19 y protegido por el ELN, asesor pagado por los paramilitares, con denuncias de vínculos con los narcos y de intervenciones oscuras en el cartel de la contratación en Bogotá. Lucio es uno de esos tipos excepcionales que no tiene problema en construir compadrazgos en lo más apestoso del bajo mundo y al que no le falta contacto alguno con las organizaciones criminales más poderosas y peligrosas del país. Guardadas las distancias, es como si en Estados Unidos nombraran fiscal a la esposa de Al Capone.Además, perdonarán ustedes, yo no entiendo aún los aplausos que algunos le han dado. ¿Fue tan buena la gestión? ¿Cómo en qué exactamente? Exitosa fue, sin duda, tramitando su pensión por invalidez absoluta, aunque nunca nos explicara cómo con semejante discapacidad podía también ser fiscal. Y efectiva fue también cambiando al Vicefiscal, que tenía la tarea de investigar a su marido, precisamente por negarse a sentarse a manteles con él. Pero no mucho más. Excepto, claro, que se crea que la Fiscalía está para perseguir a los uribistas por el hecho de serlo y que eso merezca aplauso.De manera que si el Partido Liberal y el presidente Santos consideran que Viviane Morales tiene altísimas calidades, mejor sería que la nombraran ministra en el gabinete y le quitaran de encima la tarea de perseguir el delito. En un país como Colombia, agobiado como está por el crimen, la institucionalidad debe protegerse y exige que no haya duda alguna sobre quien esté a cargo de la investigación y la acusación de los delincuentes. Ahí, en otro cargo, quizás el peso de sus afectos no tenga riesgos.Por eso, he quedado sorprendido cuando la exFiscal ha sostenido que el Presidente le ofreció incluirla de nuevo en la terna. Aunque me queda la duda, porque por ahí anda el antecedente de la contradicción entre Santos, que sostuvo que nada le dijo Morales sobre su relación con Lucio antes de postularla, y ella, que dice que sí le contó. El Presidente se juega aquí buena parte de su futuro. Si la postula de nuevo dará una trompada a quienes creen que la Fiscalía debe estar fuera de cualquier cuestionamiento y no está para hacer política. Es una decisión definitiva.