Cada año se realizan 42.774 mamoplastias de aumento, leo en el reciente informe de Paula Casas en El Espectador.
Por décadas se ha desestimado la voz de mujeres implantadas que presentan alergias, fatiga, dolores musculares y en articulaciones. Las han enviado a casa con palmaditas en la espalda.
Hoy se reconoce que debilidad general, artritis, neuropatías, corrientazos en los pies, trastornos del sueño, taquicardia, dolor torácico, dificultades cognitivas, cansancio y hasta enfermedades autoinmunes, por solo mencionar algunos efectos, tienen que ver con el Síndrome de Asia, o Enfermedad del Implante Mamario.
Duele encontrar -en el mencionado artículo- testimonios como el de Patricia, quien pidió que su médico le quitara las prótesis. Y este le respondió que no, que iba a quedar horrible y que pensara en su marido, el famoso periodista Félix de Bedout. ¿Y en ella quién piensa?
Aunque todo cabe dentro de la libertad de oferta y demanda, por responsabilidad social deberían ser mucho más difundidos los costos ocultos (de salud) y también, por qué no, los altos costos económicos de tomar una decisión que, como onda expansiva, repercute en el futuro.
En especial preocupan las personas que, sin una red de apoyo sólida, no han calculado con suficiente realismo el porvenir: una explantación puede costar 34 millones de pesos, explica la reportera, y será necesaria la reconstrucción de los senos después.
El costo del recambio de implantes, que habrá que repetir a lo largo de la vida, tampoco se publicita tanto como los deseables e inmediatos efectos de llenar una copa C.
Todos conocemos personas con implantes que no sufren estos síntomas, pero quizá alguien los padezca en silencio o los atribuya erradamente a otros factores.
Los mensajes de afuera son potentes y constantes, y el deseo ha sido formateado por infinidad de imágenes que van definiendo lo que se entiende por deseable, por sensual, por sexual.
Estamos en mora de socializar más el tema del Síndrome de Asia, como lo hizo ayer también El País, de Cali, para no dejar una decisión tan importante en manos del azar, de la ruleta rusa.