Cierto día una persona me trató con dureza y rabia por afirmar que Dios no perdona.
Había dicho que respetaba toda creencia, y que no hablaba para cambiar la fe de nadie.
No me enganché con sus ofensas porque comprendí que le quedaba muy difícil pensar de otro modo.
Ya había aclarado las tres razones por las que el amado Dios no necesita perdonar. Son estas:
1. Nadie puede ofender a Dios, exactamente porque es la divinidad, y no un humano.
2. Siendo su amor infinito y su compasión ilimitada, Dios todo lo comprende, todo.
3. Él nos dio libertad para aprender de los errores, y nunca juzga, castiga, o condena.
Analiza bien eso, y ves que no tiene que perdonar. Hay seres lindos que tampoco necesitan perdonar.