Fundamentalmente, se pueden catalogar los suelos de los viñedos en cinco tipos generales:

1. Aluvial o pedregoso. Por su textura, es el más indicado para el cultivo. Facilita la permeabilidad y el drenaje de la viña.

2. Arcilloso. Un suelo que retiene de manera óptima el agua y los nutrientes necesarios para la uva.

Ahí obtienes vinos con gran volumen, pero con una graduación alcohólica no muy alta, y muchos taninos.

3. Arenoso. Necesita poca agua, por lo que permite ahorrar en el riego de las vides.

Allí la planta madura en menor tiempo. Obtienes por lo general vinos suaves y con bajo grado alcohólico.

Nota: lo anterior es el fruto de los que estudian bien la tierra para los cultivos vinícolas.

Llama la atención que los terrenos pedregosos sean los mejores. ¿Qué aprendes de lo fácil?

@gonzalogallog