Yo no sé por qué no se les ha ocurrido, a los designados por el gobierno central para hablar con los organizadores del paro, convocar a Angelino Garzón.

De casi 75 años, próximo a retirarse de la vida pública, repuesto totalmente de un accidente cerebrovascular, que por poco lo deja fuera de órbita, y quien a lo largo de su vida ha sido dirigente sindical de primera línea, ministro del Trabajo, Gobernador del Valle del Cauca, Embajador en Ginebra ante las Naciones Unidas, Vicepresidente de la República y hoy Embajador en Costa Rica, siempre se ha distinguido por ser un buen negociador que es lo que se necesita en estos momentos.

Las partes se deben poner de acuerdo. De eso no hay duda. Aquí tienen que ceder tanto los unos como los otros o, de lo contrario, un arreglo por las malas nos hará recordar que muchas veces el remedio suele ser peor que la enfermedad.

Urge por tanto un mediador al que respeten las derechas y las izquierdas y que pueda estar en la mitad de las aguas bravías.

El Gobierno ha permitido que las cosas tomen demasiado vuelo y que desafortunadamente estemos cerca de llegar a un punto de no retorno.
Además, a este problema se le ha dado muchas largas y se dejó que todo se acumulara quedando tantos cabos sueltos como temas por resolver. Y si a lo anterior le sumamos la pandemia del covid, que está costando billones y ha exasperado la salud mental de nuestros connacionales, he ahí la tormenta perfecta en que el desespero, la ansiedad y la desesperanza están conduciendo a actitudes extremas que nunca antes las habíamos conocido .

Ignoro si la propuesta de un Angelino negociador tenga eco en los gobiernos Nacional, Departamental y Municipal y tampoco sé si este epónimo hijo de Guadalajara de Buga esté dispuesto a volver a su terruño a una misión tan delicada, pero ojalá que se pueda tomar una licencia y contemos con la astucia de ese zorro de la política para que aporte su sentido común, su experiencia y el ponerse la camiseta de los unos y los otros para llegar a un acuerdo, ojalá no tardío.

Hace más de veinte años el pajarraco lanzó una campaña bajo el título ‘Nos unimos o nos hundimos’, para conseguir consensos sobre temas elementales pero fundamentales para una sana convivencia. Fue la respuesta a ese ‘calibalismo’ que de alguna manera ha ido gestando algo de la polarización que estamos viviendo.

Simplemente y a nivel anecdótico les comento que solo la Cámara de Comercio de Cali colaboró con la impresión de unas calcomanías con esta frase, en cambio en Medellín los países pidieron autorización para colocar unas vistosas vallas, publicar unos avisos y difundir unas cuñas radiales con este tema.

El que entendió, entendió.

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PD: Ha fallecido nuestro entrañable Gabriel Reyes Otero, ese amigo camastronudo excelente bailador de tangos y milongas, contertulio insuperable y el más avezado avaluador sobretodo en materia de fincas que recuerde el Valle. Gabrielito con su alma de niño nos enseñó el valor de la fraternidad, de ese don de gentes que se ha ido perdiendo y que no es tan bueno vivir y morir soltero, máxime cuando y como en el caso de él, tuvo una espléndida mujer a su lado.