Caracas. Ayer en la noche, sin mucho aspaviento, el presidente Nicolás Maduro decretó el estado de excepción indefinido, extendió la emergencia económica por un año más y anunció maniobras militares para el próximo sábado. Esto en respuesta a los dos millones de firmas recolectadas por la oposición para convocar al referendo revocatorio al que Maduro está dispuesto a hacerle conejo como sea. Las marchas convocadas por la oposición han sido reprimidas por los esbirros del régimen chavista que ya finalmente decidió despojarse de la careta ‘democrática’ que exhibía para dar lugar a un absoluto autoritarismo.Maduro y sus áulicos en el mal llamado Tribunal Supremo de Justicia han desconocido las leyes promulgadas por la Asamblea Nacional incluyendo la ley de amnistía a prisioneros políticos. La dictadura en Venezuela se atornilla al poder amparada por unas fuerzas militares beneficiarias máximas de la corrupción, varios de cuyos comandantes amasaron enormes fortunas con Cadivi y ahora como reguladores del ‘bachaqueo’.Son las 5 de la mañana del día sábado. Frente a un Farmatodo hay una larga cola de gente. Algunos desesperados buscando medicinas básicas que no se consiguen, otros los bachaqueros, para comprarlas y venderlas a varias veces su precio a quienes pueden pagarlas. Camino al aeropuerto de Maiquetía se ven más colas en lugares donde gente y bachaqueros esperan encontrar productos básicos; harina de trigo, papel higiénico, pan, aceite, pasta dental, lentejas, comida en general y un largo etc.El New York Times en su edición del domingo 15 de mayo, el mismo día que Maduro declaraba que Venezuela tiene el mejor sistema de salud del mundo después de Cuba, presentó un panorama dramático de la situación de la Salud en Venezuela; bebés recién nacidos muertos por falta de medicinas, máquinas de diálisis, rayos X, ultrasonido y otras desvalijadas y pacientes desangrándose en el suelo de los hospitales públicos.Ni el mismo George Orwell se hubiera podido imaginar las transmisiones de la televisión venezolana. Hora tras hora presentan como “el pueblo” apoya incondicionalmente al “comandante presidente”, como los “ciudadanos y ciudadanas” están prestos a defender la “revolución” contra la “arremetida del impero, la derecha y Uribe”, las marchas solidarias, entrevistas ‘espontáneas’ y anaqueles llenos de productos en los Mercal. Una realidad virtual que contrasta con la escasez, los saqueos, la inseguridad, los asesinatos, la desesperanza y la ruina en que ha caído el más rico de los países del continente.La permisividad de la región con el régimen de Maduro, que en buena hora parece comenzar a resquebrajarse, es en parte responsable de lo que ocurre en Venezuela. Una OEA, con un valiente secretario general en la persona de Luis Almagro que hace lo que puede tras los años de pusilanimidad por parte de su antecesor, Insulza, el ‘paquete chileno’. Del elefante de Unasur nada puede esperarse, una organización que para efectos prácticos no existe y su secretario general le debe el puesto al sátrapa de Caracas. Pero ya no están Dilma, ni Cristina y Mauricio Macri ha dado señales de querer actuar contra la dictadura venezolana ya sea en Mercosur o en la OEA.Maduro, cuyo pasado es tan oscuro como el presente venezolano, se ha negado a abrir espacios de diálogo con la oposición, por el contrario ha endurecido su posturas, se ha atrincherado en Miraflores, ha pisoteado la misma constitución legada por su mentor, el teniente coronel quien gracias a un carisma único y un barril de petróleo por encima de cien dólares, les hizo creer que la fábula duraría para siempre.Sigue en Twitter @marcospeckel