“Usted fue el hombre más poderoso del mundo” le dijo en la ciudad de Lille(Francia) hace un par de días el juez del tribunal encargado del caso de “proxenetismo agravado” a Dominique Strauss Kahn (DSK) el expresidente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y quien estuvo a punto de convertirse en presidente de Francia. Sentado en el banquillo de los acusados -con trece otros compañeros de infortunio- DKS replicó -sin falsa modestia- que su gestión en el FMI había evitado al mundo una crisis económica tan grave como la registrada en 1929.Se refería a lo que ocurrió antes de aquel fatídico 4 de mayo del 2011 cuando, en medio de un viaje de trabajo, protagonizó en Nueva York la vergonzosa ‘Affaire Sofitel’ y fue acusado por la mucama del citado hotel, Nafissatu Diallo, de asaltarla sexualmente y querer violarla. El proceso hizo sensación en todo el mundo y pese a que la supuesta víctima incurrió en mentiras y contradicciones obvias, el escándalo logró enlodar la imagen de DSK y proyectarlo como un delincuente prisionero de sus vicios sexuales y no apto para los altos cargos que asumía en el FMI así como su propósito de convertirse en presidente de Francia. La carrera política y profesional de DSK sufrió un duro golpe y el proceso terminó con un aparente convenio entre la víctima y su agresor. Las malas lenguas dicen que ella recibió una compensación que supera el millón de dólares y otras hablan de un complot político contra DSK perpetrado por sus rivales políticos para sacarlo del camino. Total DSK (tenía 62 años) quedó enlodado y obligado a mantenerse en el anonimato. Aunque muchos de sus amigos e incluso enemigos siempre añoraron en voz alta la personalidad fuerte que lo caracterizaba como de un verdadero “jefe de Estado” y sus “competencias” superiores en materia de economía que tanta falta le hacen al actual presidente socialista frances Francois Hollande. Y expresaban la esperanza que algún día pudiera volver a la vida pública.Pero el poder autodestructivo del mismo DSK lo remató y liquidó para siempre. En estos momentos DSK es el acusado principal de un nuevo escándalo llamado “L’affaire Carlton” y que revela a un hombre preso de sus vicios y diagnosticado como “enfermo de hipersexualidad”, una adicción que al parecer sufren más de 10 mil franceses y que se vuelve patológica cuando se manifiesta con violencia. En lo que fue calificado “el espectáculo judicial del año” en Francia, DSK es acusado de organizar y participar en orgías con prostitutas en la ciudad de Lille y personalidades sobresalientes en el mundo de la política, la industria, el periodismo y la policía. Y lo hacía para “beneficios personales”. En otras palabras DSK enfrenta la acusación de “proxenetismo agravado”, un delito que le puede significar diez años de cárcel y una multa.El proceso, con sus más escabrosos detalles, ha desplazado a las noticias más importantes del país en todos los medios serios como Le Monde, le Figaro, Liberacion y otros. Le dedican sus primeras páginas y sus grandes titulares. Y los franceses devoran con la curiosidad del ‘voyeur’ (o mirón furtivo) las descripciones detalladas de las prácticas sexuales “animales” “brutales y “dolorosas” infligidas por DSK y sus amigos sobre sus parejas de turno. ¡El horror! Entretanto DSK se defiende argumentando que él no es más que un “libertino” y un amante de las fiestas con desbordamientos sexuales y el deseo y, por lo tanto, no comete ningún delito. Además asegura que no sabía que las mujeres invitadas a sus orgías eran prostitutas... lo que en el proceso revive el eterno debate sobre la prostitución en Francia, una profesión lícita pero muy vigilada y regularizada.