Hay personajes estelares a quienes la fama se la tratan de convertir en infamia después de que, aún muertos, continúan en el mercado de maravillas. Uno de ellos es Michael Jackson, a quien ahora se la han vuelto a montar con un video donde dos grandulazos a quienes cuando chicos sus familias los llevaron a participar de los goces de Neverland, recibiendo generosas bonificaciones, emprenden un nuevo video montaje de acusaciones sobre la moralidad del cantante, al extremo de que en algunos países se comienza a prohibir la comercialización de sus obras. Si hay algo más aberrante que un pedófilo es la familia que por dinero le proporciona sus bocadillos. Considero a Jackson uno de mis ídolos, con todo y sus pretendidas aberraciones, que no tendría por qué sacárselas en cara, ni a él ni a tantos genios de las artes en la historia. En mis archivos encuentro un artículo publicado el 24 de junio de 2005. Lo desempolvo y pongo de presente, para que se vea la saña con que se ha atacado al artista, desde que estaba vivo, para seguirle rebanando morlacos y buscar borrarlo de los registros geniales. Transcribo los apartes pertinentes:

…La semana pasada fue mayúscula la sorpresa cuando nos dimos cuenta de que el gobierno de los Estados Unidos, tan reacio a reconocer sus errores, confesaba que había sido una canallada el haber segregado a los negros, haberlos perseguido y hasta linchado…

Ello coincidió con la absolución impartida por un jurado a prueba de toda sospecha, contra el rey del pop Michael Jackson, acusado de diez cargos que comprendían acoso sexual, suministro de revistas pornográficas, ofrecimiento de vinos y violación de menores. Lo que más o menos quedó en claro fue que, si algo sucedió fuera de lo normal, habría sido que los menores lo violaron a él, por haberse quedado dormido, pues el que con niños se acuesta, mojado amanece.

Los medios de comunicación se cebaron contra el cantante, no sólo por ser negro sino por millonario y famoso. En las emisoras, luego del veredicto, les preguntaban a los oyentes si dejarían a sus hijos dormir con la estrella pop. El pobre chico que desde tempranos años tuvo que hacer de histrión con sus hermanitos, acolitado por su padre puto y borracho, y a quien sus familiares encerraron tan pronto tuvo uso de razón con dos prostitutas para que “lo hicieran un hombre”, experiencia que le quedó sabiendo a cacho quemado.

En estos tiempos del orgullo gay, cuando los maricas andan buscando ajuar para el matrimonio, cuando se les va a permitir la adopción de niños, y ya se habla de su fertilización in vitro, es un último coletazo de la intolerancia agarrarla contra uno de los más famosos exponentes de una raza secularmente sojuzgada, cual es el rey del pop, ex esposo de la hija de Elvis Presley y padre de dos niños probeta.

Michael Jackson, a quien le han exprimido millones de dólares por compartir con menores sus camitas de Neverland, debe estar arrepentido de haberse convertido en un hombre blanco mediante métodos quirúrgicos. Debió haber seguido siendo negro hasta las últimas consecuencias, como Cassius Clay. A quien nunca acusaron, dado su mal de Parkinson, de moverse contra natura.

Los racistas tienen que estar comiendo de su cocinado. El rey del pop se levanta de la polvareda y se apresta a reconquistar su sitial de oro. Todas las emisoras, noticieros, revistas y diarios del mundo han dado cuenta de su victoria, que no es sólo de su abogado, sino de su talento histriónico. El proceso fue un videoclip.

Lástima no ser niño, pensarán muchos, aficionado al vino y a las revistas Penthouse, con una mamá bien aviona, para haber aceptado un motoso al lado del emperador de Neverland. Con seguridad que, aunque no hubiera pasado nada, lo habría dejado sin defensas, y como buenos colombianos habrían ganado el juicio, se habríamos embolsicado unos cuantos millones de dólares y dejado al astro pop negro en los rines.
Thomas Masserau, el abogado defensor, ha prometido que Michael no volverá a dormir con niños…