Un ciclón llamado Francisco, así podía haber encabezado la opinión de hoy para hablar del fenómeno mediático: “Francisco, el papa”, en la Iglesia y en el mundo, pero he escogido la esencia de su lema pontificio, que se desprende del pasaje evangélico cuando el Señor eligió a Mateo como discípulo y bellamente plasmó “Caravaggio” y que se encuentra en la Iglesia de San Luis de los franceses en Roma y que evoca aquello de: “Mirándolo con amor, lo eligió”.“Ese dedo de Jesús apuntando así... a Mateo, así estoy yo, así me siento. Como Mateo. Esto es lo que soy yo, un pecador al que el Señor dirigió su mirada y por esto cuando me preguntaron que si aceptaba la elección de pontífice, contesté: “Soy un pecador, pero es mayor la misericordia de Dios que se manifestó en Nuestro Señor Jesucristo al elegirme me amó; reconozco ser pecador: acepto”.Es un nuevo estilo de ser Pontífice. Despojado de la grandeza humana que encierra la dignidad que ha alcanzado dentro del poder que tiene la Iglesia y que se manifiesta en la estructura de la curia Romana, pero de la cual no entra en la vivencia religiosa de su existencia por las característica del jesuita que rechaza estructuralmente el carrerismo en su vida por el cuarto voto que inteligentemente Ignacio colocó para su Compañía, para hacerla más ágil y presta a servir en la Iglesia, en lugar de servirse a sí misma.Una Iglesia que salga a las periferias y que no se quede dentro de las estructuras, es el verdadero sentido misionero de la compañía de Jesús, que siempre en tensión debe estar presta a los signos de los tiempos, mirando hacia el horizonte para expandir la Gloria de Dios y para ello se debe servir de la gran herramienta que Ignacio dejó a la Iglesia en esta comunidad: El discernimiento.Lo importante es que el estilo Bergoglio sea acogido no solo por el pueblo de Dios, que en su mayoría ha sido bien recibido, sino que penetre en todos los estamentos eclesiásticos, que si no se repite “el estilo del papa Francisco que interperla tanto y a tantos por ser un paterno magisterio de la bondad, la gramática esencial cristiana y humana que todo el mundo entiende”; dice el teólogo jesuita Christoph Theobald, su pontificado será poco a poco ‘domesticado’.Misericordiando es el estilo Bergoglio, en ello está el futuro de la Iglesia que no es otra cosa que retomar el sentido de las comunidades cristianas primitivas, en donde la conversión les llevaba a sus integrantes a identificarse de tal manera con Jesús, que se manifestaba en el amor entre ellos como signo, el más eficaz para ser atractiva la Iglesia naciente, que no tiene sicología de príncipe y que camina siempre adelante del rebaño para guiarlo, en el medio para sostenerlo y atrás para empujarlo.La espiritualidad del papa Francisco que es de rostros y rostros humanos como los de Francisco; el de Asís, San José, María, el Crucificado, son los rostros que hoy debe buscar la Iglesia en las periferias humanas y así será inteligible para el mundo de hoy.