Ver las cosas con amplitud en lo físico, lo intelectual y lo cultural es esencial para el progreso. Suele haber errores de apreciación en toda decisión humana, pero procurar evitarlos es esencial. Para ello se requiere apertura mental: la noción de que el beneficio propio requiere el perjuicio para los demás es equivocada, así sea punto de referencia para la conducta de muchas personas en niveles importantes de las estructuras de poder público y privado hoy.

Es absurdo no haber asumido con responsabilidad conductas que han puesto en entredicho el futuro de todas las demás especies. Sin embargo, nunca es tarde para construir un nuevo mundo, sin temor a la posibilidad de caer en utopías: el rigor protege de ese riesgo.

El primer paso del proceso, por definición, es la tarea de construir reglas, con mecanismos de estímulo y sanción por la desviación. Luego viene la formulación del plan, y a continuación su ejecución, con espacios para los ajustes pertinentes, dado que nada se puede prever con absoluta precisión, y mecanismos para evaluar resultados. Los planes deben ser sistemáticos y reiterados, con decisiones para ciclos de un año, pero es preciso visualizarlas todos los años a muy largo plazo, al menos diez años.

Se debe desbordar los linderos locales o nacionales; pensar en el ámbito del planeta entero es necesario para identificar oportunidades y amenazas, enfrentar diferencias económicas y políticas, mitigar los riesgos ambientales, evitar conductas desbordadas de personas desviadas, quienes se insertan en las instituciones como lobos con piel de oveja, y hacer análisis constructivos: es imposible avanzar sin correr riesgos. Siempre habrá sesgos en los juicios de los humanos, y perturbación de criterios, por fluctuaciones emocionales o por cambios en el contexto en que se formula una conclusión.

B. Russell decía haber reflexionado sobre la definición de Aristóteles del ser humano como animal racional, y concluido que solo hay fundamento para la primera mitad de la definición.

La amplitud visual es condición necesaria para sobrevivir y prosperar: no se puede ser bueno para todo, por lo cual es importante formar equipos. Todas las personas deben aceptar el deber de esforzarse para mantener vigencia desde la perspectiva laboral con el fin de preservar su capacidad para generar ingresos. Las regiones que conforman los países deben tender a especializar su actividad económica en los renglones donde tienen fortaleza relativa, y los países deben buscar integración para facilitar el libre flujo de bienes y servicios. El mundo debe ordenarse con solidaridad hacia la población vulnerable, pero corresponde a lo público facilitar la construcción de contextos para el despliegue de esfuerzo, con remuneración vinculada a resultados.

La búsqueda de soluciones en esta época compleja requiere mucha interacción ordenada, respeto por los demás y actitud positiva para construir visiones compartidas de comunidades, cuyo vínculo fundamental debe ser la posibilidad práctica de compartir infraestructura. Esta definición exige desbordar urbes y empresas en la tarea de planificar, y visualizar los procesos de muchas instituciones con diversos propósitos en redes complejas, con reglas efectivas para dirimir conflictos, pero también dinámicas para ajustarse al cambio. Además, no tiene sentido limitarse a soluciones normativas: la amplitud visual implica generosidad.