No hay bola de cristal para predecir lo que se nos viene, pero el panorama para regiones problemáticas como la nuestra, me retuerce el estómago. Lo hace porque la visión que tiene el petrismo para solucionar nuestra violencia es inefectiva, utópica y hasta contraproducente.

Y es que aún así no ganen, replicarán esos cánticos por los cuatro vientos y tendrán a su alfil en el CAM para cristalizarlos. Para empezar, no les gusta hablar de seguridad ciudadana, ni de crimen, ni de terrorismo. Para ellos esos términos son sacrilegios si no llevan los mil y un adjetivos que les pegan para alterar el mismo concepto.

La visión de Petro no sirve para un país asediado más que nada por el crimen organizado. Los que hacen acá lo que se les antoja a costa de la ley, la vida y la tranquilidad de los demás, encuentran su principal incentivo en su propio bolsillo. El crimen es rentable, más que el sudor y el esfuerzo de emprender o emplearse legalmente. Y, además de que da una buena plata, no tiene castigo.

Es engañoso el cuento de que en Cali roban por falta de oportunidades, por hambre o por otra variable social. No digo que sea falso. Hay gente que ante el desespero recurre al delito. Pero si fuera únicamente así, solo los pobres serían delincuentes. En esta ciudad el crimen no tiene estrato, aunque la conducta delictiva se expresa de formas diferentes.

El petrismo, que tanto se ufana de conocerel país profundo, parece que nunca hubiese hablado con sicarios, ladrones y presos. Yo lo he hecho. Aunque varios se refieren a la ausencia de oportunidades como factor determinante en su entrada y permanencia en grupos delincuenciales, también son claros en resaltar otros motivos. Ser delincuente en nuestra sociedad es de machos, un fierro da estatus, matar a alguien es fácil y llena la billetera, raponear un celular solo necesita práctica y para evitar ser capturado solo hay que saber las horas de los turnos de la Policía. Si esa es la realidad, ¿quién va a cambiar robar celulares que dejan una millonada en un par de días por trabajar 31 días que dejan el mínimo?

Así se presente la oportunidad, la caja no cuadra para a quienes les valen un pepino la ética y la ley. Por eso, la Fuerza Pública y la Justicia tendrán una prueba de fuego en los próximos cuatro años. Con un Ejecutivo que querrá tomar tinto con cualquier delincuente para convencerlo, el riesgo es grande de devolvernos a épocas peores donde la tranquilidad y la vida se garantizan hora por hora.