Bendito y adorado Creador, gracias por amarme sin medida, gracias por estar siempre conmigo, haga lo que haga.

No puedo alejarme de ti ni puedo acercarme. Tú siempre estás en mí interior y lo que me hace bien es tenerte muy presente.

El humano dice que cree en ti y te ama, pero, en general, te ignora y su fe es sísmica: solo apareces en su mente ante un sismo u otro mal.

En los 1440 minutos de un día solo piensa en ti unos escasos cinco minutos o para nada en absoluto.

Amado Dios, mi reto espiritual es vibrar solo en amor a ti, a mí mismo, a los demás y a tu linda creación.

Quiero expresarte mi amor muchas veces desde el corazón, respirarte, sentirte, adorarte, sentirme unido a ti.

Deseo verte en la florecita y la galaxia, en la gota de agua y en la mar, en cada detalle y cada regalo.

Me amas y te amo. Gracias por tanto amor, gracias hoy y siempre. Eres mi amado, mi luz, mi cielo, mi amor y mi consuelo.