No hay que meditar sólo cuando nos sentimos bien y rico, ojalá lo hagas en los tiempos turbulentos. Crea un hábito para hacerlo diario.

Meditar es vivenciar la presencia de Dios, aunque no se sienta nada y las dudas te acosen.

Aprende a meditar escuchando y asimilando la letra de preciosas canciones clásicas, católicas, cristianas o budistas. Hay muchas en internet.

La música de Juan Sebastián Bach es ideal para nutrir el alma y elevarla a un espacio beatífico. Ejemplo: su misa, su pasión según San Mateo, o sus hermosas Cantatas.

La música de Deuter o Mike Rowland es inspirada y sus melodías irradian paz y bienaventuranza.

Estar en silencio contemplando un ícono, una pintura religiosa o un paisaje es otro modo de meditar.

Sigue en Instagram @Gonzalogallog