Meditar es un acto de amor, de comunión con Dios como tu Amado en lo íntimo del ser. Puedes meditar siendo ateo.

Por eso la mejor meditación se hace en un estado de sosiego, mejor sentado.

Ayuda una música suave de fondo o el silencio exterior, también un ambientador con un rico aroma.

Se necesita el silencio interior: mente y alma en paz, cierras los ojos y pones tu mente en el acto de respirar un buen rato. Es respiración consciente.

Luego vas aflojando despacio cada parte de tu cuerpo de pies a cabeza, cada célula o molécula. Sin premura.

Al hacerlo da órdenes mentales como estas: con cada respiración más paz. Respiro y me siento mejor, Inhalo y exhalo, y entro a un estado profundo de paz.

Meditar no es concentrar la mente, es desconcentrarla o aquietarla. Ella es tu amiga si tienes el control. Lo logras visualizando algo hermoso, como un video.

Es vital aprender a respirar bien y hacerlo un buen rato hasta lograr un estado de calma y placidez.