Siguen lloviendo a diario las noticias que los ciudadanos comunes y corrientes, pero pensantes, recibimos con sorpresa y rabia. Veamos algunos casos, con título:¿Sobornos? Efectivamente, la agilidad del Congreso, sorprendente, se inició con algo más de siete millones de pesos que a cada uno de los legisladores le dio el gobierno y que reemplazó la prima para los pobrecitos que tienen que vivir en Bogotá y que, como corresponde, había sido suprimida para quienes ¡obviamente, residen en la capital! Este pago debería llevar a alguien, o a ‘algunos’ a la cárcel: prima para vivir en su ciudad de residencia es corrupción.Pues bien, el gobierno creó, no se con qué facultades, otra prima por la misma cuantía y ¡Oh, sorpresa! esta sí hay que pagarla a todos, muérganos, ineptos y corruptos incluidos, vivan donde vivan, de manera que el “Júbilo inmortal” del cual por un par de días disfrutamos, cesó y volvió a sumirnos en el pesimismo total.El pretexto del gobierno es que se afectaban los sueldos de muchos funcionarios con la eliminación de la ‘prima bogotana’ y yo me pregunto, ¿qué gobierno estúpido o corrupto resolvió que ella se tomaba en cuenta como factor salarial de numerosos funcionarios públicos? Ojalá nos den la lista de los beneficiarios de esta prima (ahora disfrazada con otro nombre) para poder analizar este hecho bochornoso.Pero hablé de pretexto porque la realidad es que con ese pago corrupto se sobornó al Congreso que después de los meses de saboteo aprobó la reforma a la salud en tres días.¿Quién corrompió a quién? ¿Los paperos, cafeteros y demás al Congreso y al gobierno, o viceversa? ¿Ocurrió algo similar con la selección Colombia que de pésima pasó a buenísima del primer tiempo al segundo? ¡Oh gloria inmarcesible!Amnistía tramposa. El acucioso e inteligente director de la Dian, de la mano con el Ministro de Hacienda, sacó del Congreso la reforma tributaria que tiene una amnistía para quienes declaren bienes poseídos en el exterior, que se perfecciona con el pago de un impuesto del 10% sobre su valor. La amnistía está demandada ante la Corte Suprema de Justicia.Por otra parte a los voraces fiscalistas se les ocurrió darle vida al impuesto al patrimonio más allá del lapso establecido originalmente, de manera que quienes se acojan a la propuesta y declaren el valor de los activos que, dice el gobierno, solo da lugar a un 10% de impuesto, se encontrarán con que les sube, y a veces, seguramente, en enorme cuantía, el impuesto de patrimonio que en un comienzo debería terminar el año entrante. Esto lo llamaba algún político “El Estado Ladrón” y vaya que, por lo menos, es tramposo y los colombianos se dejan esquilmar. El segundo problema es que si la Corte declara que la amnistía es inconstitucional, y ya se han declarado los patrimonios reintegrados, el Estado deberá poner a los engañados ciudadanos las temibles multas que tiene nuestra legislación tributaria y cambiaria.Reforma de la salud. Con el soborno ya indicado los falsos ‘padres de la patria’ despacharon el proyecto en dos patadas para regocijo del Ministro de Salud.Ya muchos sectores médicos, después de ejercer la lagartería y la prepotencia en relación con tema tan delicado, han estado comentando que sería mejor volver a estudiarlo en un ambiente sereno y no politizado, como el que regía cuando estudiamos la Ley 100; ¡Tarde llegó el Sarcol! La verdad es que nadie sabe bien cómo va a operar el sistema ni que consecuencias buenas o malas tendrán las decisiones tomadas ‘a la guachapanda’.Lo que ocurre es que Santos requiere urgentemente mostrar ‘logros’, así sus consecuencias no sean buenas, como le ocurrió por allá en 2002, cuando firmó sin previo estudio el tratado de libre comercio con México y Venezuela, que tanto daño le ha causado a nuestra industria.