Que el corrupto fiscal anticorrupción haya sido el único de ocho candidatos que pasó la prueba del polígrafo es otra noticia histórica.

Que el logo de las Farc-Ep no fue fusilado.

Cómo ensordece el ruido del odio en medio del silencio de las armas.

Con la entrega de las armas de las Farc se comprueba que los milagros son posibles. Imposible es aquello que no intentamos.

Para los escépticos no hay milagro que valga, no les sirve eso de ver para creer.

Para la guerra como para el baile se necesitan dos: sin las Farc la guerra tendrá que buscar nueva pareja.

Admirable testarudez la de Santos. Se requieren gran dosis de vanidad e inmensa fortaleza emocional para soportar la durísima oposición y la baja popularidad.

Más vale hacer la paz con miedo que no intentarla por miedo.
Para el grueso de nuestra prensa “histórico” es cualquier hazaña deportiva pero no el desarme de la guerrilla más antigua del mundo.

Reality es todo eso que sucede en los noticieros mientras las Farc entregan sus armas después de 52 años de rebelión contra el Estado colombiano.

Como dice la tía Rosita: “De desalmados a desarmados”.

Ahora el Estado debe llegar a las regiones desamparadas a construir presencia, no a negociar su ausencia.

La reconciliación Pastrana- Uribe es el odio llevado a sus últimas consecuencias.

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