Dos horas estuve en la Filbo, compré algunos libros, me tomé un café y salí. No resistí la presencia de millares de niños-estudiantes que corrían y gritaban por los pabellones, como si estuvieran en un parque infantil.

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El día anterior, Juan Gabriel Vásquez entrevistó a Juan Manuel Santos con una audiencia de casi mil personas que lo aplaudieron de pie, lo cual me alegró. Leí de un jalón su libro ‘La batalla por la paz’ y llegué a la conclusión de que, a pesar de las fallas en la adaptación final del Acuerdo, ningún otro presidente buscó la paz con la visión de un estratega como él, en medio del hostigamiento y perversa decisión de “volverla trizas”, como sucede hoy con las objeciones a la JEP.

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Antes de retirarme de Corferias pregunté sobre las preferencias en materia de escritores. Y, ¿saben cuál fue el libro más vendido?: ‘Memorias de un hijueputa’, de Fernando Vallejo, el Vargas Vila del Siglo XXI. Preferí irme para el Convento de San Agustín, donde está la exposición del fotógrafo Jesús Abad sobre la violencia en Colombia.

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Enfrentarse con el rostro amargo de las víctimas de una guerra atroz es un choque brutal. Los actos de barbarie no vienen de la guerrilla únicamente. En el conflicto colombiano no ha habido un solo determinador, aquí nos hemos matado todos contra todos. Las masacres las ha visto la Colombia urbana en la televisión, la radio y la prensa, pero no de frente, como las captó en su cámara Jesús Abad, a quien la guerrilla le mató a sus padres campesinos y los paramilitares a dos sobrinos.

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La exposición está dividida entre los protagonistas de la guerra, llámense guerrillas, paras, narcos o agentes del Estado. Con textos estremecedores desfilan las imágenes de las niñas violadas por la guerrilla, los soldados mutilados por las minas quiebrapatas, la mujer india con la foto de su hijo muerto en un falso positivo, los hombres negros del Pacífico que entierran a sus muertos de Bojayá, la contaminación de miles de ríos a causa de la extracción del oro o la voladura asesina del medioambiente por parte del Eln.

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El que no haya captado el horror de una guerra de 60 años y de la urgencia por construir la Paz, que mire la radiografía de la Colombia rural y profunda, como lo hizo el presidente Duque, hace poco en el Convento de San Agustín.

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PD: Con el maravilloso abrebocas del bailaor flamenco Israel Galván, que inundó de aplausos el Teatro Municipal, se lanzó la IV Bienal Internacional de Danza de Cali, a realizarse entre el 28 de octubre y el 4 de noviembre.

Proartes que cumple 40 años siendo la punta de lanza de la cultura en Cali, anunció el programa que incluye 11 compañías, como el Ballet del Teatro de Belgrado, de Serbia; Olivier Dubois y Accorap, de Francia; Kaorilto de Japón y Suiza y María Chouinard, de Canadá.