El pasado domingo, 49 millones de mexicanos eligieron su Presidente en una de las épocas más delicadas por las que ha pasado este pueblo luchador. Esto quiere decir que el 64% del censo electoral fue a las urnas a buscar un país con empleo y en paz. Pero no parece ser así: en las calles, la gente, sobretodo los jóvenes, no tienen confianza en la gestión de Enrique Peña Nieto, resucitador del eterno y corrupto PRI.Aparentemente, Peña acabará con los dinosaurios que enterraron esta corriente hace doce años después del asesinato de Luis Donaldo Colosio y la elección a la carrera de Ernesto Zedillo, el sepulturero. Sin embargo, la noche de la fiesta desfilaban en la sede cabezas blancas del PRI mirando de soslayo el busto del muerto y la frase que lo acompaña: “Veo y siento un México con hambre y sed de justicia”. No han desaparecido ni quieren hacerlo.Muchas caras jóvenes rodeaban a Peña, pero la revista Proceso, la más seria de México, dijo: “Casi perfecto el guión que se escribió, en una mezcla de reality show y telenovela, para montar el pretendido regreso del PRI al poder, ya no como ‘pretendido’ representante de las masas obreras y campesinas de antes, sino como de las dos grandes televisoras (Televisa y TV Azteca) que imponen sus condiciones”.En la calle, los muchachos del movimiento ‘Yo soy 132’ se uniformaron con camisas que ironizaban con los logos: ‘Teidiotiza’ y “TV manteca” y coreaban: “Con este desmadre, el PRI chingó a tu madre”. En la universidad popular, cero respaldo. La víspera de la elección se manifestó la comunidad gay -Lgbti- en las calles de este país “machista entre los machos”. En las vías alrededor del Zócalo decían: “Estos mirones del PRI son maricones”. Votaron por el único que tocó el tema en campaña, López Obrador, eterno perdedor que volvió a impugnar la elección.Josefina Vásquez Mota, la mujer que probó la candidatura ante las iras de sus copartidarios, “no llegó con el PAN ni pal’ chocolate”, dijo un ama de casa que encontré en la Avenida Insurgentes.El gran perdedor, Felipe Calderón. El próximo 1 de diciembre entregará su presidencia con resultados desastrosos en la lucha contra el crimen organizado. A pesar de militarizarla, los carteles de la droga en conexión con los mafiosos colombianos, siguen mostrándose en las calles de Tijuana, Monterrey, Sinaloa o Ciudad Juárez. “El general Óscar Naranjo, ayudará a re-estructurar la forma de combatirlos, porque en mi gobierno no habrá ni tregua ni lucha contra ellos”, dijo el nuevo Presidente. Naranjo llega en medio del respeto de unos y la indignación de otros. Hay celosos de que “un extraño venga a meter las manos en lo nuestro”, en momentos en los cuales el Ejército y la Policía mexicanos están ‘enlodados por los narcos’ con tres generales en la cárcel y enfrentamientos entre policías conectados con la droga.El diario ‘Jornada’, con la firma de Carlos Fazio, publicó tres páginas tituladas ‘Las fábulas del General’. Dice el cronista que el nombramiento de Naranjo obedece a una presión gringa. Y resume: “Basada en corrupción y mentiras está la historia del colombiano Naranjo, quien deja una estela de muerte y corrupción”.Naranjo respondió: “Ese medio ha hecho un verdadero mar de confusión con hechos que son incontrovertibles en Colombia”.“Ojalá que te vaya bonito, México lindo y querido”.