Sucedió lo esperado. Pisó callos que dolían a la clase política y a cierta clase periodística, y creo que el mejor resumen lo hizo su frase: “En mi gestión no hubo intocables ni la justicia fue para los de ruana”. Es claro que esto no gusta en Colombia, un país que desperdició esta gran oportunidad de destapar más ollas podridas por el a veces mezquino ejercicio de poder de parte de periodistas que la fiscal Viviane Morales nombró en su despedida.No soy defensor de nadie. Sólo me aterra que, una vez más, nos vayamos a los problemas mínimos de forma y de ética que su marido de todas maneras deberá enfrentar a la Justicia, y en eso está; y dejemos escapar esa rectitud que al fin parecía haberse sentado independiente en la silla del Fiscal General de la Nación.Pero claro, en su escritorio estaban ni más ni menos que los procesos del exministro de agricultura Andrés Felipe Arias, aquel del Agro Ingreso Seguro que ferió los dineros de los campesinos entre amigotes de su gobierno y reinas de belleza que hasta esas investigaciones no habían descubierto la verdad de sus amores.También estaba el destape de la escandalosa mentira de las desmovilizaciones de falsos guerrilleros que se estamparon en los medios más serios del mundo y al final fueron sólo llamarada de hoja seca que nos dejaron como un país de tontos que traga de todo hasta que le muestran la verdad.Reposaba también, recuerden ustedes, la montonera de papeles que llevamos gastada en los carruseles de contrataciones que se han robado a Bogotá y a Colombia. Porque los tentáculos de los delicados ladrones de cuello blanco van a las carreteras más lejanas del país que sólo aparecen en el mapa de Invías.También cursaba proceso toda la parapolítica, ese raro elemento exclusivo de este país que tiene entre rejas al quórum del honorable Congreso de la República, y que, curiosamente, al igual que los criminales estaban acordándose de sus fechorías y de sus carnicerías que antes, al parecer, habían olvidado.Puedo seguir citando más y más asuntos que reposaban en manos de la fiscal Morales. Pero como dije antes, aprendamos otra vez de otro error. Error de los magistrados que la eligieron. ¿Por qué no completaron la sala plena que exigía la ley? ¿Por qué no respetaron el reglamento que exige 16 votos y no 14? Moraleja: “De las carreras sólo queda el cansancio”.Otra vez interinidad cuando empezábamos a recobrar el l ritmo de esta locomotora de la Justicia. Después de lo sucedido, cada vez va a ser más difícil formar la terna para la Fiscalía porque nadie va a exponer su prestigio para quedar en manos del gallinero.Parece que hay cierta clase que le gusta la interinidad, que es como la oscuridad. Esa que necesitan los cacos para entrar a robar sin que los vean.Tranquila, señora Fiscal. Usted estará a lo mejor en la próxima terna y eso es el honor del reconocimiento. Pero lo más importante, usted estará en la mente de los que creemos en la justicia. Eso es el honor de la verdad, una palabra casi olvidada en este país de las tapaderas.