En un acto cargado de simbolismo político y militar, China conmemoró los 80 años de la victoria sobre Japón en la Segunda Guerra Mundial con un imponente desfile en la Plaza de Tiananmen. El presidente Xi Jinping, acompañado de Vladimir Putin y Kim Jong-un, presentó una serie de innovaciones en materia de defensa que, según analistas, envían una clara señal a Estados Unidos y sus aliados.
Entre las novedades más destacadas estuvo la exhibición del misil balístico intercontinental DF-5C, con capacidad nuclear y alcance global. También se presentaron los drones submarinos AJX002 y HSU100, diseñados para tareas de reconocimiento y para sembrar minas en el lecho marino.
La lista continuó con los misiles antibuque YJ-16, YJ-17, YJ-19 y YJ-20, capaces de volar a cinco veces la velocidad del sonido, y con el sistema de armas láser LY-1, descrito por Beijing como “el más potente del mundo” en defensa aérea.
El desfile, que reunió a más de 10.000 soldados, mostró el avance del proceso de modernización de las fuerzas armadas chinas, actualmente el ejército permanente más grande del planeta. “El ascenso de China es imparable”, aseguró Xi durante su intervención, al tiempo que destacó la importancia de fortalecer la defensa nacional frente a un contexto internacional “complejo y desafiante”.
La presencia conjunta de Putin y Kim, flanqueando a Xi, fue interpretada como un desafío al orden mundial liderado por Washington. El propio expresidente estadounidense Donald Trump reaccionó acusando a China, Rusia y Corea del Norte de “conspirar contra Estados Unidos”.
Desde Beijing, Putin replicó señalando que el comentario de Trump demuestra su “sentido del humor” y subrayó que mantiene “buenas relaciones” con el mandatario estadounidense.
En declaraciones adicionales, Putin manifestó estar dispuesto a reunirse con Volodymyr Zelensky en Moscú, siempre y cuando el presidente ucraniano acepte. “Nunca descarté esa posibilidad, pero hay que preguntarse si tiene sentido”, afirmó el líder ruso, al tiempo que reiteró su oposición a que Ucrania ingrese en la OTAN.
Las conmemoraciones no se limitaron al plano militar. En la noche, el Gran Salón del Pueblo de Beijing acogió la gala “La justicia prevalecerá”, un espectáculo dividido en cinco capítulos con danzas, canciones y referencias históricas a la rendición de Japón en 1945 y a la firma de la Declaración de las Naciones Unidas en 1942. Xi Jinping asistió al evento y saludó a veteranos de guerra presentes en la ceremonia.
Con el despliegue de armamento de última generación y el respaldo simbólico de Rusia y Corea del Norte, Beijing reafirma su objetivo de consolidar un papel protagónico en la geopolítica mundial, mientras Estados Unidos y sus aliados observan con atención cada movimiento.