A casi dos meses de su pontificado, el Papa León XIV se ha pronunciado por primera vez sobre uno de los debates más álgidos de la iglesia católica, en lo que se refiere al celibato del clero y, como se esperaba, coincidió con las opiniones que ya en su momento había dejado en claro su antecesor el Papa Francisco.
Durante un encuentro realizado en la basílica vaticana, el miércoles pasado, al que asistieron 300 obispos de 38 países, con motivo del Jubileo eclesiástico, el nuevo Papa habló sobre las virtudes inherentes a la vida teologal y de los miembros del clero.
Señaló que vivir esperanzados, porque “el pastor es testigo de esperanza con el ejemplo de una vida firmemente anclada en Dios y totalmente dedicada al servicio de la iglesia”.
Luego, mencionó las virtudes indispensables, que son “la prudencia pastoral, la pobreza, la perfecta continencia en el celibato y las virtudes humanas”.
Sobre el celibato, se sostuvo que “el obispo también vive esa otra forma de pobreza que es el celibato y la virginidad por el Reino de los Cielos”.
Luego, se explayó argumentando que “no se trata solo de ser célibe, sino de practicar la castidad del corazón y de la conducta y, de este modo, vivir el seguimiento de Cristo, para poder manifestar a todos la verdadera imagen de la iglesia, que es santa y casta en sus miembros como en su Cabeza”.
Además, relacionó el celibato con los casos de abuso en el clero, asegurando que el clero “deberá ser firme y decidido al afrontar las situaciones que puedan provocar escándalo, así como cualquier caso de abuso, especialmente contra menores, ateniéndose a las disposiciones vigentes”.
Vale recordar que Robert Prevost fue delegado por el Papa Francisco como Prefecto del Dicasterio para los Obispos, por lo que, conoce muy bien lo que su antecesor pensaba sobre el celibato y las ideas reformistas de eliminarlo.
Sobre un juicio de San Pablo VI que dice: “Prefiero dar la vida antes de cambiar la ley del celibato”, en su momento, el fallecido Papa, comentó que “Nunca autorizaré el celibato opcional. Personalmente, creo que el celibato es un don a la Iglesia y yo no estoy de acuerdo con permitir el celibato opcional”.
Luego, el mismo día, durante un encuentro con seminaristas de Triveneto (Italia), el Papa expresó que el celibato “es un carisma que debe reconocerse, custodiarse y educarse”.
Afirmó que “a veces el camino que tienen por delante se puede presentar difícil”, que es necesario que mantengan “un esfuerzo continuado, largo, no fácil, como verdadero modelo de vida sacerdotal”.