Una nueva etapa del conflicto en Medio Oriente sacudió al mundo este jueves, 13 de junio. Israel lanzó un ataque aéreo directo sobre Irán, con el que inauguró la denominada Operación León Ascendente, en palabras del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
El bombardeo, que generó múltiples explosiones en Teherán, fue calificado como una acción “defensiva y preventiva” frente al programa nuclear iraní.
El gobierno israelí declaró emergencia nacional tras confirmar que los objetivos atacados eran instalaciones nucleares y militares.
Aunque aún no se confirma si los centros de enriquecimiento de uranio fueron destruidos, un alto funcionario indicó que “se golpeó el corazón del programa nuclear iraní”.
Netanyahu fue enfático en su discurso televisado: “Irán representa una amenaza para la existencia de Israel. Durante décadas han pedido nuestra destrucción y ahora tienen suficiente uranio para fabricar hasta nueve bombas atómicas”.
El líder israelí aseguró que la ofensiva no solo buscaba detener ese avance, sino también destruir los sistemas de misiles balísticos en poder del régimen de Teherán.
La respuesta de Irán no se hizo esperar. La defensa aérea fue activada al 100 % y, a través de su cuenta militar en la red X, el país afirmó: “Recuerde, nosotros no comenzamos”.
En otra publicación, agregaron: “Nunca seas quien invite a pelear, pero si te llaman a la batalla, responde”. Estos mensajes han sido interpretados como una clara amenaza de retaliación.
Desde Washington, el secretario de Estado Marco Rubio confirmó que Estados Unidos no participó en el ataque y pidió evitar una escalada: “Nuestra prioridad es proteger al personal estadounidense en la región. Irán no debe responder con violencia contra nuestros intereses”.
Mientras tanto, el presidente Donald Trump, quien estaba en la Casa Blanca al momento de las explosiones, afirmó posteriormente que “los próximos ataques ya están planeados y serán más brutales”. En su red social, fue contundente: “Le di a Irán una y otra oportunidad para negociar. Aún hay tiempo, pero si no llegan a un acuerdo, no quedará nada del Imperio iraní”.
Las declaraciones encendieron las alarmas a nivel internacional. Diversos senadores estadounidenses se manifestaron, el demócrata John Fetterman expresó su apoyo absoluto a Israel, y el republicano Ted Cruz afirmó que Irán “respondió con un ‘middle finger’ a las advertencias de Trump”.
Por su parte, la televisión estatal iraní anunció que el país está completamente operativo para enfrentar cualquier agresión, mientras los ciudadanos intentan recuperar la calma en medio del humo, el fuego y las sirenas.
La tensión escaló también en los mercados. El precio internacional del petróleo subió un 6 % en cuestión de horas, reflejando el temor a una guerra de gran escala que afecte el suministro energético global. Organismos multilaterales y potencias europeas han pedido moderación, pero el ambiente general es de preocupación extrema.
La comunidad internacional observa con atención y miedo lo que pueda ocurrir en las próximas horas. Si Irán decide responder, el conflicto podría derivar en un enfrentamiento regional de consecuencias impredecibles.