Las extremas condiciones en las que se encuentran cientos de colombianos y ciudadanos de otros países que esperan ser deportados por Estados Unidos siguen generando indignación, por el hacinamiento y la violación a su privacidad, al estar detenidos en centros migratorios en ese país.

Los nuevos temores sobre su bienestar se dan tras la inauguración de centros de reclusión como el ‘Alligator Alcatraz’, por el gobierno del presidente Donald Trump, ya que las imágenes de las celdas demuestran las incómodas condiciones en las que deberán vivirán los migrantes hasta que puedan regresar a sus países de origen.

Videos compartidos por algunos medios de comunicación han mostrado cómo un grupo significativo de personas que comparten celdas deben usar un mismo baño y pequeño prácticamente a la vista de todos y cerca a los camarotes en los que duermen, que a simple vista se aprecia que no ofrecen ni lo más mínimo de comodidad.

La única opción que tienen es dormir sobre esos espacios con una delgada manta, sin colchón o algún objeto que puedan usar para tener más comodidad.

La visita de Trump al polémico centro de detención tiene lugar mientras el Congreso debate un proyecto de ley del presupuesto federal que incluye miles de millones de dólares para el control migratorio y la expulsión de migrantes. | Foto: El País

Esos migrantes no pueden recibir visitas ni objetos de ningún tipo por parte de personas del exterior, ni siquiera medicamentos.

Su alimentación se limita a ser una botella de agua y un sandwich diario, según han asegurado algunas fuentes.

De hecho, la oenegé Human Rights Watch (HRW) denunció recientemente abusos y trato degradante en tres centros de detención de Florida.

Personas detenidas en el Centro de Procesamiento de Servicios Krome North (Krome), el Centro de Transición Broward (BTC) y el Centro de Detención Federal (FDC) en Miami contaron que los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y los guardias de seguridad de empresas privadas “los trataban de manera degradante y deshumanizadora”.

Algunos permanecieron esposados dentro de autobuses “durante largos periodos, sin comida, agua ni baños funcionales” o tenían que dormir en el suelo, de cemento helado, sin ropa de cama, “bajo una luz fluorescente constante”.

Migrantes colombianos esposados. (Foto de ARNULFO FRANCO / AFP) | Foto: AFP or licensors

Chauhan y Pedro describieron un traslado en abril en el que estuvieron en una celda con decenas de hombres desde primeras horas de la mañana “con los pies encadenados y las manos atadas detrás de la espalda”.

“Luego los dejaron en la habitación durante horas”, señala el informe elaborado por HRW, Americans for Immigrant Justice y Sanctuary of the South.

“Eran las 5 de la tarde y nadie había almorzado. Algunos ni siquiera habían desayunado. Podíamos ver la comida a través de los barrotes de nuestra celda de detención en recipientes de poliestireno en un carrito. La comida estaba frente a nosotros, pero los guardias se negaron a dárnosla”, contó Chauhan a HRW.

“A las 7, finalmente nos dieron el almuerzo, pero solo después de que otro guardia protestara en nuestro nombre”, añadió.