Facundo Cabral se autodefinía como un “violento pacifista” o “vagabundo first class”, nacido en La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina, 22 de mayo de 1937. Él mismo resumió su vida en un párrafo: “Fue mudo hasta los 9 años, analfabeto hasta los 14, enviudó trágicamente a los 40 y conoció a su padre a los 46”.Un día antes de su nacimiento, su padre se fue del hogar. Sobre Rodolfo, le dijo una vez a El País: “Lo conocí tarde. Fuimos amigos. Cierto refinamiento que tengo se lo debo a él. Fue un intelectual importante. Él era muy sofisticado y yo soy un vagabundo con algunas costumbres sofisticadas. Me gusta la ceremonia, abrirle la puerta a la mujer y que pase primero, me gusta besar su mano y pedir permiso cuando me levanto de la mesa”.Sobre su mamá, Sara, hablaba con el corazón en la mano: “Ella era una fiesta, aún comiendo de la basura se arrodillaba y daba las gracias. Cuando la gente dice que le gustan mis canciones, pienso: ‘¡Caramba, si la hubieran escuchado!’ Yo escribo poemas, ella vivía poéticamente; yo escribo canciones, su vida era un canto’”. Autista, según reveló Cabral, dijo su primera palabra a los 6 años, el nombre de su madre. Y volvió a hablar a los 9, cuando detuvo el auto oficial que trasladaba al presidente Juan Domingo Perón, y le preguntó si había trabajo. La esposa del mandatario, Evita, se alegró de que alguien pidiera empleo y no limosna, y ordenó a los suyos que le dieran un trabajo a Sara.Así, se trasladan a la ciudad bonaerense de Tandil, donde Cabral, mientras trabaja como peón rural, se contacta con el folclor, pero también con el alcohol y la delincuencia. Por robar, es enviado a un reformatorio, donde, gracias a un jesuita, mitiga su comportamiento violento entre los libros de una biblioteca. Escapa y conoce a Simón, un vagabundo por el que descubre a Dios cuando le recita el Sermón de la Montaña. Aquella experiencia le inspira la canción ‘Vuele bajo’.Con su guitarra al hombro, se mudó luego a Mar del Plata, en los años 70, donde cantó en público por primera vez. A Cabral se lo escuchó hablar incansablemente de Jesucristo, de Gandhi y de la Madre Teresa. Se consideraba la reencarnación de Juan Bautista. Sus canciones tenían crítica social y protesta, por lo que se exilió en México, en 1976, debido a la dictadura militar que gobernaba a Argentina. A los 40 años, conoció en Nueva York al amor de su vida, una joven veinte años menor que él con la que tuvo una hija. Ambas murieron en un accidente de avión. Abatido por la tragedia, la Madre Teresa le preguntó: “¿Facundo, dónde vas a poner el amor que te va a sobrar?”, y se lo llevó a bañar leprosos a Calcuta.En 1984, regresó a Argentina. Vivía desde hace algunos años en un hotel de Buenos Aires, ya casi ciego, pero sin dejar de crear y comunicar su arte.El año pasado, en México, cuando le preguntaron si no tenía miedo de actuar allí, dijo: “Yo me crié en la violencia, luego la dictadura y el abandono de mi padre, con siete hermanos, cuatro de ellos murieron de hambre y de frío. Si estás poblado de amor no podés tener miedo porque el amor es valentía”.