Desde que Donald Trump se posesionó como el nuevo ocupante de la Casa Blanca en Estados Unidos, el pasado 20 de enero de 2025, viene implementando una serie de estrictos controles migratorios.
Las medidas van desde las modificaciones para acceder a las visas, detenciones de migrantes ilegales y limitaciones de las vías de migración legal.
No obstante, las restricciones no paran y esta vez la administración de Trump emitió una nueva directriz que amplía los criterios médicos para negar visas a extranjeros.
Ahora, funcionarios consulares de Estados Unidos “deben tener en cuenta la salud del solicitante”, para aprobar la visa del solicitante y entre los posibles motivos de inadmisión de extranjeros, las personas que padezcan enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes, el cáncer y las afecciones cardíacas, se les podría negar la visa.
El cambio fue establecido en un cable diplomático fechado el 6 de noviembre y firmado por el secretario de Estado, Marco Rubio, en el cual se instruye a los funcionarios consulares a considerar estos padecimientos como posibles indicadores de “carga pública”.
La directriz se basó en que estas personas podrían representar un gasto alto para el sistema de salud de Estados Unidos.
“Ciertas afecciones médicas —entre ellas, enfermedades cardiovasculares, respiratorias, cáncer, diabetes, enfermedades metabólicas, neurológicas y trastornos mentales— pueden requerir atención médica por valor de cientos de miles de dólares”, se lee en la guía.
Fuentes del Departamento de Estado confirmaron que la política fue redactada por altos funcionarios políticos sin pasar por los filtros técnicos habituales.
La medida se aplicará tanto a visas temporales (como las laborales tipo H-1B) como a solicitudes de residencia permanente. Solo estarán exentos los refugiados y solicitantes de asilo, aunque estos programas también han sido reducidos durante la actual administración.
Según declaró un diplomático bajo condición de anonimato, la dirección del Departamento de Estado se encuentra buscando nuevas formas de restringir la entrada de extranjeros o ralentizar el sistema de visas.
A pesar del fuerte rechazo que ha generado la medida, desde la Casa Blanca, portavoz Anna Kelly defendió la medida, asegurando que “durante 100 años, la política del Departamento de Estado ha incluido la facultad de denegar visas a quienes representen una carga financiera para los contribuyentes estadounidenses”.
De igual forma, añadió:“la administración del presidente Trump finalmente está aplicando esta política en su totalidad y priorizando a los estadounidenses”.
Por el momento, la nueva norma ya comenzó a circular entre las embajadas y consulados de EE. UU. en varios países.