La amplia ventaja del líder del PP marca hoy un nuevo camino para el Gobierno español.

Los españoles dieron ayer una aplastante victoria al centroderechista Partido Popular y a su líder Mariano Rajoy, tal como lo habían anticipado las encuestas, para gobernar el país durante los próximos cuatro años y solucionar la peor crisis económica y de empleo de su historia.En un jornada que transcurrió en calma y tras proclamar su victoria, Rajoy llamó a recuperar el orgullo de ser españoles y afirmó que España “dejará de ser un problema para volver a ser parte de la solución”.“No va a haber milagros, no los hemos prometido. Para nadie es un secreto que vamos a gobernar en la más delicada coyuntura en que se haya encontrado España en los últimos 30 años”, dijo Rajoy en su primera valoración.“No habrá para mí otros enemigos —agregó— que el desempleo, el déficit, la deuda excesiva, el estancamiento económico y todo aquello que mantiene a nuestro país en estas críticas circunstancias”.Con el 99,2% de los votos escrutados, el PP obtenía 186 de los 350 escaños de la Cámara baja, lo que le garantizaría la mayoría absoluta para gobernar durante los próximos cuatro años, mientras que el Psoe sólo lograba 110 diputados.Por eso, Mariano Rajoy será el presidente con más poder, al contar con una amplia mayoría en el Congreso de los Diputados de España, que sumará al dominio regional de su partido en la mayor parte de las comunidades autónomas españolas y municipios.Por su parte, el candidato del Psoe a la presidencia del Gobierno español, Alfredo Pérez Rubalcaba, reconoció la clara derrota de su partido y dijo a sus seguidores que pedirá inmediatamente al secretario general del Psoe, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, la convocatoria de un Congreso lo antes posible para analizar el futuro socialista.El camino apenas comienzaEl nuevo presidente de Gobierno de España tiene algo seguro en los próximos meses: no va a dormir ni a descansar. Ganar las elecciones no le significa una alegría total, porque el futuro de España, como el de muchos países de la Unión Europea, no es un camino despejado. Al contrario, tendrá el nuevo Mandatario que abrirse paso con tacto y mucha seguridad en la maraña de problemas y situaciones que aquejan a la sociedad y que lo único que garantizan es una respuesta en las calles. De ahora en adelante el país se verá sometido a un nuevo plan de recortes y medidas en contra de los intereses sociales, pero con la mira puesta a calmar los mercados que hasta el último minuto antes de las elecciones, acosaron la maltrecha economía española.Tampoco es buena hora para la figura de los políticos. Con el Movimiento de los Indignados, el 15M y las nuevas exigencias de la Unión Europea (Merkel y Sarkozy) y tal como ha sucedido en Grecia e Italia, lo que necesitan los países en este momento son técnicos y tecnócratas. Se ha agotado el crédito para quienes, desde que existe la democracia, se han encargado de sacar adelante los planes de desarrollo. Como si fuera poco, los estudios muestran un desánimo colectivo hacia el futuro. Los jóvenes ven con preocupación que no tienen nada asegurado.De las pocas cosas buenas que ha encontrado el vencedor de estos comicios, es que el tiempo y recursos que le dedicaron sus antecesores a la lucha contra el terrorismo de la banda ETA, lo podrá dedicar a resolver otros asuntos. Porque las de ayer, en muchos años, fueron las primeras elecciones en las que la amenaza terrorista no estuvo en las discusiones y preocupaciones de candidatos y partidos.Pero ahora, sin la amenaza de ETA, España tiene que afrontar la crisis económica, la organización territorial a la que se une el crecimiento de los partidos nacionalistas en el País Vasco y Cataluña, aumentar su peso en Europa, la cohesión política y el liderazgo español, en especial en América Latina. Para muchos, es necesario que el país cambie de modelo económico para poder afrontar entre otras cosas, los retos impuestos por los productos chinos.“Creo que los españoles han despejado ya una incógnita, la de quien va a gobernar —dice el periodista Carlos Guevara Portos— pero no las muchas que surgen a partir de este momento y que no pueden dar un compás de espera. Desde hoy los españoles queremos respuestas claras y concisas”.En últimas, como dice el economista Rafael Prado, hoy ha comenzado una “época de grandes sacrificios”.Y no será fácil. Las noticias del tercer trimestre indicaron que en este periodo el PIB no se movió y el Gobierno no tuvo otra opción que bajar las previsiones de crecimiento en 2011 al 0,8%. Sin datos del último trimestre, muchos apuestan a que será un crecimiento negativo y 2012 será un año de contracción.Según la Unión Europea, España debe reducir su déficit al 4,6% en 2012 y en 2013 al 3%. La única vía para conseguirlo es la que le han planteado a países como Grecia, Portugal, Irlanda e Italia: medidas de austeridad, un severo ajuste fiscal de 40 mil millones y recortes por donde se pueda o no se pueda recortar.Con todo este panorama, el reto es enorme para el nuevo Mandatario de los españoles, en una época en que no habrá tiempo para soñar.Reformas urgentesFiscal. La solución para los expertos estaría en aliviar impuestos a las empresas, pero no cargar con ellos a los ciudadanos, sino mejorar el sistema de recaudo.Laboral. Una de las claves estaría en simplificar las modalidades de contratación, abaratar el despido y dar facilidades a las empresas para que puedan incorporar personal.Sistema financiero. Podría incluir más ayudas para la banca, rescate de bancos, más fusiones de cajas, e inyección de capital para que puedan dar más créditos.