Más de 400 niños acompañan a sus padres y madres en la caravana migrante, de unas 2.000 personas, que cruza estos días el suroriental estado mexicano de Chiapas con el fin de llegar a Estados Unidos.
Los infantes lo han dejado todo atrás, desde sus queridos abuelitos a los útiles escolares que llevaban a la escuela o los pocos juguetes que tenían, empujados por el afán de sus padres de darles una vida mejor.
Las escenas de la caravana, con muchos de ellos viajando a pie o a bordo de camiones, recuerdan mucho a las de las caravanas que partieron desde mediados de octubre de Centroamérica.