La escombrera de la Carrera 50 está que se revienta. Que se derrumba. Que explota. Esas son las expresiones de quienes viven en los alrededores de esta montaña de residuos sólidos a la que ya no le cabe un escombro más.
Y menos le cabe el nombre de estación transitoria de disposición de residuos sólidos, como se le llama. Hace dos meses dejó de serlo y los escombros se van acumulando, porque no hay sitios autorizados para llevar los más de 500 metros cúbicos de desechos de construcciones y demoliciones que le entran a diario.
Al día ingresan por un estrecho camino, unos 180 vehículos, entre camionetas chanas que entregó el Municipio para la sustitución de vehículos de tracción animal, y carretilleros que aún siguen utilizando equinos para ello.